Shopping night

Alegría moderada en el comercio por el éxito de la shopping night en Barcelona, es decir, por la apertura nocturna de los comercios para atraer a los compradores, siguiendo el ejemplo del Black Friday norteamericano, el pistoletazo de salida de las ventas de Navidad.

Enhorabuena para el comercio. Pero no nos confundamos: la gente no va a consumir más, sino que consumirá antes. Lo cual puede ser muy bueno para los comercios, necesitados urgentemente de liquidez. No creo que el consumo vaya a aumentar por esto, y si lo hace en Navidades, dejará de hacerlo en la cuesta de enero. Al final, la gente tiene los ingresos que tiene, y estos son limitados. Pero sí, de acuerdo: si yo tuviese una tienda, también preferiría vender hoy a esperar una venta dentro de un mes, que quizás no llegue.

Estas estrategias son, en definitiva, formas de competencia entre las tiendas. Si sales hoy a comprar y visitas mi tienda, que está abierta, bien iluminada y atractiva, comprarás aquí y no en otro sitio, pero no comprarás más. Las compras de impulso favorecen a una tienda concreta, no aumentan el consumo, a menos que haya una ola de crédito nuevo que, por ahora, no se ve por ninguna parte.

Puede haber, de todos modos, un aspecto positivo para todos en estas estrategias comerciales: el turista que vino a Barcelona dispuesto a marcharse después de gastar unos euros, puede verse atrapado por la euforia y comprar más de lo que había previsto. Pero esto, una vez más, será una estrategia para desviar las compras hacia unos determinados comercios. Cuestión de competencia. Que no es poco: sin duda, el consumidor se beneficiará de ella, sobre todo si tiene paciencia y espera unos días, a la llegada de las rebajas.