Carrera o vocación

Leí hace unos días un trabajo reciente de un profesor irlandés sobre «La diferencia entre vocaciones y carreras» (verlo en inglés, aquí). Explica la diferencia entre la carrera profesional y la vocación profesional. Con un planteamiento «de carrera», lo que nos interesa es la remuneración y la seguridad, más que la satisfacción y el interés, que es lo que aflora en el planteamiento de la vocación. Puede que sea cuestión de nombres, pero la idea me sirve.

La cuestión es, en definitiva, ¿cómo podemos ayudar a la gente joven a elegir su futuro profesional con enfoque de vocación? Porque a nuestro alrededor todo el mundo razona en términos de carrera, no de vocación. Lo que vemos son carreras, «representaciones de la eficacia del trabajo, que no nos dicen nada sobre las razones de la eficacia de la gente».

«Es comprensible que la gente trate de conseguir en su trabajo una remuneración y un sentido de estabilidad, especialmente en tiempos económicamente difíciles, pero esto no es sostenible. Mucha gente que toma esa decisión [de dar prioridad a la carrera] lo hace considerándolo como una ocupación transitoria, hasta que puedan ‘volver al camino’ deseado». A esas personas habría que explicarles el concepto de histéresis: una situación en la que la trayectoria de ida no coincide con la de vuelta. Una vez que haya pasado unos cuantos años dedicado a hacer no lo que me gusta, no aquello en lo que puedo ser más útil a los demás, sino aquello que me da seguridad y estabilidad económica, la vuelta atrás puede ser muy difícil, porque habré perdido buena parte del capital humano y de las motivaciones que me permitirán volver a mi vocación. Ahí está la hipoteca que hay que pagar, las oportunidades que se me abren en mi carrera, las expectativas que he creado a mi alrededor,…

Al llegar a este punto, me preocupa lo que podemos decir a las nuevas generaciones. Porque muchos de ellos no tienen a su lado «especialistas» que les ayuden a hacer una buena elección profesional. Aquí aporto algunos ideas, para provocar a mis lectores, que seguramente tendrán mejores ideas que yo:

  • Que hablen con personas que ya trabajan en lo que ellos están pensando hacer. Ojo: no todos serán profesionales vocacionales, de modo que no todos sus consejos serán apropiados. Lo importante es que nos cuenten sus experiencias, no que nos den consejos.
  • Que se pregunten -o que pregunten a otros- si esa ocupación les permitirá hacer otras cosas que ellos quieran hacer en su vida, desde sacar adelante una familia hasta tener hobbies o actividad social.
  • Que se pregunten si eligen esa actividad profesional porque es bueno para ellos, o porque por medio de ella pueden prestar útiles servicios a otros y a la sociedad.
  • Que no sigan al pie de la letra los consejos de otras personas, sino que traten de implicarse ellos mismos, de adquirir su propia experiencia. «Una vocación no es una forma particular de trabajo; es una relación que tú tienes con el trabajo que has de hacer».
  • Que analicen no sólo los aspectos bonitos del trabajo, sino los estresantes y retadores. Que se imaginen haciendo guardias de 24 horas en la sección de urgencias de un hospital, o peleándose con un cliente que quiere que le asesoremos para hacer un negocio sucio.
  • Que pregunten no sólo qué hacen los que van a ser sus role models, sino por qué lo hacen. Han de ser capaces de dar buenas razones para su decisión.
  • Que tengan muy claro que una vocación no es la llegada, sino el camino, un proceso que irá cambiando en el tiempo, conforme ganemos conocimiento y experiencia. Una vocación es, sobre todo, la apertura de oportunidades.
  • «La mejor manera de empezar es empezar a practicar; todos los esfuerzos deben dirigirse a empezar a comprometerse con los elementos del trabajo lo antes posible. La actividad vocacional no puede dejarse para mañana».

Sí, ya sé que todo esto suena muy bien, pero es muy difícil de poner en práctica. Pero al menos puede ser útil para padres, maestros, directores de personal, oficinas de colocación,…

 

 

6 thoughts on “Carrera o vocación

  1. Enhorabuena por el post, está fenomenal. Es cierto que la clave de que te guste tu trabajo y que puedas desarrollarte a gusto en él, es que sea vocacional, no escogido por otros motivos como la remuneración económica.
    Pero opino igual que Sonia al pensar que la vocación no se manifiesta de forma temprana. Cuando somos niños y adolescentes se nos impone un estilo de vida asociado al ocio y el divertimento y todo lo demás queda aparte. Por tanto a esas edades no nos extraña oír que muchos estudiantes no saben qué carrera escoger.
    Creo que es un problema de, salvo casos excepcionales, tomar conciencia demasiado tarde de nuestra vocación, de no darnos cuenta de qué nos gusta realmente por desconocimiento. Cuando vas a escoger una carrera pocas veces sabes realmente en qué consisten las salidas que tiene, y muchas veces incluso después de haberla hecho sigues sin saberlo. Me parece que hay que apostar por una mayor formación de nuestros jóvenes en habilidades que posteriormente son las que nos determinan en la profesión. Creemos que el problema son los conocimientos teóricos cuando realmente son las capacidades las que nos deben preocupar 🙂

  2. Buenas tardes Antonio:
    Ha caído en mis manos justo tu post en un momento clave de mi “vocación” profesional. Unos lo llaman Crisis, yo siempre prefiero llamarlo Oportunidad.
    Siempre me he planteado mi vida profesional como una vocación no sólo personal sino SOCIAL, teniendo la suerte desde mi primer año trabajando de tener que gestionar equipos, hecho que me ha dado la oportunidad de inculcar una filosofía de “servicio” a los demás: ¡Cuanto más jefe, más obligación de servir tienes!.
    Hace 3 años me surgió la oportunidad de formar parte de un emprendimiento y encargarme de inculcar un “espíritu” o filosofía en la nueva empresa, del cual me siento muy orgullosa, sobre todo cuando oigo al resto de mis compañeros frases que demuestran hasta qué punto ha calado esta filosofía.
    Sin embargo, desde hace casi un año, considero que fruto de la crisis, hay diamantes que se han convertido en carbón, y no precisamente entre los compañeros sino entre algunos socios de la empresa, sin causa justificada ya que la empresa va bien, muy bien si se cuenta con la época que vivimos. Se ha comenzado a convertir ese espíritu de Vocaciones Profesionales en Carreras profesionales o mercenarios profesionales, y sinceramente, me encantaría poder mantener la filosofía originaria de la empresa, aunque tenga que decir las cosas muy claras en la empresa (especialmente por el resto del equipo), hecho que ya hago porque creo que es parte de la lealtad.
    Agradecería cualquier consejo en este sentido.
    Muchas gracias.
    Mª José

  3. Apreciado Antonio.
    Claro y bello, y dicho con palabras muy claras que estamos aquí para cumplir nuestra misión para con los demás, sembrando esperanza y recogiendo los frutos de la entrega (vocación) a los demás.
    Un abrazo.

  4. Querido Antonio
    Ya sabes quien soy, soy economista y MBA por IESE. Y tengo dos niños pequeños… cuando pienso en su futuro tengo claro que tengo que orientar su vida de otra forma. Mi generación era la generación de las carreras, de los titulos, cuanto más mejor ( desde luego no me arrepiento de ello, el MBA del IESE es lo mejor que he hecho ) pero…. el futuro es de las personas pro activas, de la resiliencia, y de la cultura del esfuerzo de nuevo. Quien no piense así… lo tiene difícil. Añadir el ingrediente de la vocación es muy interesante, el problema es que la vocación no siempre se manifiesta de forma temprana…
    Un fuerte abrazo

  5. Pingback: Nuria Chinchilla
  6. Los tiempos han cambiado; el que vaya a la universidad pensando en un «trabajo» ya fracaso.
    Ahora lo que hay que preguntarse es lo que más te gusta, qué es lo que te fascina, te anima, por lo que harías cualquier cosa hasta el cansancio, y más.
    Luego piensa en ser un profesional en eso, en nada más. Y ser un profesional significa prepararse de la mejor manera posible para adquirir las destrezas necesarias de hacer lo que en realidad te gusta.
    Pero no esperes a ser un profesional, vive mientras tanto; supongamos que te fascina la medicina, ingresas a la universidad, y en un momento dado del primer semestre te das cuenta que lo tuyo está relacionado con el cerebro; desde ése momento puedes comenzar a ser un «especialista aficionado» específicamente en ese tema; puedes tener tu blog y comienzas a publicar «curiosidades» al respecto, tus opiniones; hay tanto por decir que te va a faltar tiempo, tenlo por seguro.
    Con el tiempo, no sólo vas a ser una autoridad sino que incluso tu vida la puedes dedicar a la investigación, y no se, por ese lado es que van los Nobel.
    Si extirpas o no un tumor cerebral va a ser algo circunstancial, lo mismo si fuiste empleado o no, porque te metiste en lo más profundo de tus sueños desde el principio.
    No hay que castrarse pensando en el estómago solamente; hay muchas cosas interesantes por hacer, demasiadas…
    Billy Gates comenzó a estudiar ingeniería y ni siquiera terminó su carrera para hacer lo que hizo.
    En el fondo de todo ésto hay algo fundamental; no pienses en «trabajar», piensa en algo aún más importante, piensa en trascender.
    Y eso, tenlo por seguro, es un trabajo enorme.

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