Confusiones sobre los impuestos y el gasto público

Acabo de escribir un post elogioso para The Family Watch y para el libro de Alejandro Macarrón «El suicidio demográfico de España» (verlo aquí). Lo que voy a escribir ahora no quiere ser una crítica, sino, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, como reza el dicho castellano, me gustaría hacer una aclaración sobre otro post de aquel blog, titulado «Las familias españolas rechazan la subida de impuestos» (verlo aquí).

  • La gran mayoría de las familias está contra la subida de impuestos para salir de la crisis. Y yo también, claro, al menos en la parte que me toca a mí.
  • Proponen reducir el número de altos cargos públicos. Supuesto implícito: los altos cargos son improductivos. Algunos sí, claro, pero no todos. Y, sobre todo, no nos pondremos de acuerdo sobre cuáles sobran.
  • Proponen reducir el gasto público. Me apunto.
  • Proponen bajar los impuestos (supongo que se refieren al IRPF, que es «el» impuesto que todos tenemos en la cabeza). Lo malo es que, si bajamos los impuestos, no reduciremos el déficit público, que es el problema o, al menos, un problema grave que tenemos ahora.
  • No les gusta recortar el sueldo a los funcionarios. Pero esta es una de las partidas más relevantes del gasto que quieren recortar.
  • No quieren que se suba el IVA. Véase lo dicho antes sobre rebajar los impuestos.

Me parece que la clave de estas contradicciones o ambigüedades está en una frase de la noticia: «las familias tienen la sensación de que ‘ya están cargando con la parte correspondiente de la crisis, aunque no tienen claro que los poderes públicos a nivel nacional, autonómico y local estén haciendo lo mismo con la parte que les corresponde'».

Déjenme que les explique cómo veo el problema. Al final (o al principio, según se mire) de todo está la persona o, si lo prefieren así, la persona que vive con otras en una familia. Después viene todo lo demás: empresas, gobiernos, ONGs,…: todo son colectivos de personas y, por tanto, de miembros de familias. Todo carga sobre la persona y, por tanto, sobre la familia. No hay alternativa. Reducir el gasto público significa que alguien (el miembro de una familia) cobrará un sueldo más bajo, o que una empresa (en definitiva, las familias de sus empleados, de sus propietarios, de sus proveedores, etc.) no cobrará,… Una beca para estudiantes, que las familias aplauden, es un ingreso para una familia, financiado con los impuestos de otra familia, o con la deuda pública que tendrán que pagar, el día de mañana, los hijos de otra familia,… Insisto: las familias somos todos. No hay una parte que corresponda a los «poderes públicos», porque esa parte, en definitiva, acaba en familias: la del ministro, la del funcionario, la del usuario de la sanidad pública o la del que paga los impuestos. Podemos cambiar el sombrero, pero debajo estamos los mismos.

Bueno, perdón por la parrafada profesoral. Entiendo que lo que quiere decir la familia de la encuesta es que ya está bien de que ella, solo ella, cargue con todo el peso de la crisis. Vale. Pero no hay otro que pueda soportar esa carga. Sí lo hay: otra familia. La discusión acaba, pues, en cuánto de la crisis pagas tú y cuánto pago yo. Pero, al final, tú y yo pagamos todo.

3 thoughts on “Confusiones sobre los impuestos y el gasto público

  1. Yo todo esto lo veo muy pesimista. Es muy difícil cambiar toda la corrupción existente, son años de tener los bolsillos llenos para gastar y de repente que no haya nada en caja se hace duro. Así que no queda otra que subir impuestos, si esa subida sirviera de algo se podría entender pero la realidad es que se acaba invirtiendo en cosas sin sentido para el pueblo, que a fin de cuentas es nuestro dinero. Sinceramente los políticos parece que vivieran en un mundo alternativo.

  2. Pagar el Pato
    Imagínese que está en un restaurante de calidad media, allí comparte sitio con todo tipo de comensales, hay quien se atiborra a platos, hay quien es vegetariano, hay quien prefiere el menú del día etc… al final todos pagan por caja, y es de justicia que quien se haya puesto las botas pague de acuerdo con lo que ha consumido, y el vegetariano pues le cobren sólo la ensalada, y los amigos que están en la barra les cobren las birras que se han tomado. Pero mira que sorpresa, al final al pasar por Caja, también llamada Hacienda, cada uno tenemos que pagar el “pato” de acuerdo con el dinero que tenemos en la cartera. Según el cual hay unos tramos de tasas… vamos, el que se ha tomado tres platos con postre y chupito estará contento, por casualidad solo lleva algo de suelto en la cartera, y mira le ha salido el festín a mitad de precio, porque los pobre amigos que estaban tomando una birra llevaban varios billetes ahorrados, vamos que la birra les ha costado 10 veces más de lo que sería justo.
    No deja de sorprender que a este fenómeno le llaman re-distribución de la riqueza, en el que un Estado y su gobierno tiene derecho a expoliar según sus necesidades de una manera equitativa basado en nuestros bolsillos, y al final si yo sólo me he tomado una cerveza!! A qué viene esta factura?? Por qué tengo que pagar el festín de otros? Pues muy señor mío, hay quien se ha tomado 5 platos con café y chupito, además debe muchas consumiciones atrasadas…. y usted por real decreto ha de pagar todo eso! La siguiente vez que vaya al restaurante, vamos, me pondré las botas, botines y el tapper y que pague el tato! Deduzcan el resto, solo lleva al puro derroche, ejemplo Sanidad…Según los 2.000 años de derecho romano, justicia es dar a cada uno lo que se merece, mutatis mutandi, cobrar a cada uno por lo que consume, tenga lo que tenga en sus bolsillo. Basta ya del todo gratis y que pago el tato. Todo el mundo a trabajar honradamente y pagar lo que gasta no por lo que ingresa y luego no puede disfrutar porque se lo han expoliado.

  3. Tienes razon, ante todo están las personas. Tambien me apunto a la reducción del gasto público, es cierto que no todos los altos cargos son prescindibles, pero hay muchos que si, por ejemplo en barcelona van a reducir el gasto publico en 3 millones anuales por reduccion, paran de 177 a 136. Eso en cada conserjeria, ayudaría…. Por otro lado, los gastos para las arcas publicas de estos altos cargos, en sueldos, pagas, viajes, dietas, más pagas, fiestas, regalos, mas pagas, gastos cargados a la tarjeta pagada con fondos publicos, etc. y un sin fin de dinero que entre amiguetes despilfarran, es lamentable. Las subvenciones millonarias que reciven los partidos politicos, que el año pasado subieron mas de un 30%, para cubrir gastos electorales, mientras no dejan de hacer recortes, en educación, sanidad, cultura, ésta última de forma descontrolada. Ese puede ser un gran comienzo para cambiar la situacion.
    Saludos.

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