La industria tiene futuro

No lo digo yo. Lo dicen otros. El Financial Times de hace unos días tenía un largo artículo de Ed Crooks y Hal Wietzman titulado «Back in the game» (en inglés, aquí, pero solo para subscriptores). Se refieren al optimismo que hay en Estados Unidos sobre el crecimiento de la industria, que tiene que ver con dos factores: los crecientes costes de producir en China y la depreciación del dólar, pero también con los esfuerzos de las empresas por quitarse grasa de encima, hacerse más ligeras, más innovadoras, empezando por una formidable reducción de salarios: los nuevos trabajadores empiezan, en el caso de Chrysler, con salarios inferiores a la mitad de los que estaban vigentes antes del salvamento por el gobierno norteamericano. ¿Injusto? Bien, pero, ¿hay otra alternativa, si quieres conseguir un puesto de trabajo, compitiendo con los países de mano de obra barata?

El optimismo del Financial Times se basa, sobre todo, en el crecimiento de la productividad, ligado a las nuevas tecnologías y a ese ejercicio de «adelgazamiento» de los fabricantes. Y detrás de esto está una importante ola de regreso de factorías, que habían marcha a China y que están volviendo. Esto lo explica con detalle Hal Sirkin, de Boston Consulting Group (aquí, en inglés). La mano de obra de China se está haciendo cara. Es verdad que sigue teniendo mano de obra barata en el interior, pero los costes de transporte son también más altos. Y China cae muy lejos, y a menudo conviene estar cerca de la fábrica, por razones de seguridad, y de velocidad de servicio, y de eficiencia,…

El modelo no gusta a todos. J. Bradford Jensen dice que está bien, pero que el futuro está más bien en los servicios a empresas (aquí, en inglés). Pero sí hay acuerdo en que el boom industrial norteamericano continuará, aunque, probablemente, no será la panacea para el crecimiento futuro del país, entre otras razones porque no será la fuente de empleos para personas de baja cualificación, sino, más bien, para aquellos que tengan niveles medios y altos de formación.

¿Moralejas para nuestro país? Unas cuantas. No hay que cien años dure: la industria resucitará. La formación de los trabajadores es clave, a la vista de las nuevas tecnologías. Algunas industrias ya no volverán, porque se quedarán para siempre en países de mano de obra barata, pero aquí tenemos un lugar para otras muchas. Pero hay que hacer los deberes: reforma laboral, formación, desarrollar la tecnología,… y adelgazar las empresas «gordas», e introducir eficiencia a tope,… ¿Política industrial? No es de esto de lo que hablan en Estados Unidos, al menos si entendemos como tal política la de proteger a algunos sectores privilegiados. No van por ahí los tiros.

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