¡Ay del que esté solo!

Leo un interesante artículo, breve pero jugoso, de Paco Sánchez, en la revista Nuestro Tiempo de la Universidad de Navarra (no he encontrado el último número en la web). Se titula «Vae solis», frase latina de la Biblia que quiere decir «¡ay del que esté solo!». Paco explica que la gente sin familia son más manipulables, porque están solos.

«No tener familia significa carecer de alguien que te quiera porque sí, porque eres hermana, hijo, padre o madre, alguien a quien no te dé vergüenza pedir consejo o dinero, alguien a quien contar un secreto con seguridad completa acerca de su discreción, alguien con quien llorar,…» y sigue.

Y señala que se tipo de cariño no sienta bien a las ideologías totalitarias, «porque tanta seguridad y tanta confianza engendran personas poco gregarias, indóciles, resistentes a las modas y a la persuasiónn colectiva, con idea propias (…), sentido del honor y pertenencia: es decir, la antítesis perfecta del individualista y del desarraigado«.

Y sienta mal también «a ciertas ideologías utópicas o comerciales«, a las que conviene «gente que apenas opone resistencia, porque no tiene en qué o en quién apoyarse, gente que propende al consumo (…). Nos prefieren aparentemente muy sueltos, porque saben que así somos vulnerables, inmediatistas y menos dados a pensar en un futuro que no sea el nuestro». Esto último me ha parecido muy revelador.