A vueltas con la corrupción (tema de actualidad, al menos en España)

Me han pedido un comentario de urgencia, breve, sobre los problemas de la corrupción que estos días están llenando las páginas de los periódicos en España. Aquí van, sin molestarme en editarlas:

  • La lucha contra la corrupción en España choca con demasiados muros. Uno, quizás el más importante, es un defectuoso sistema de financiación de los partidos políticos: si no hay reglas claras sobre cómo se pueden financiar los partidos y qué información deben dar sobre esas operaciones, el cáncer seguirá actuando, sencillamente porque los partidos necesitan esa financiación. Y, claro, para ellos esa corrupción está justificada: no nos queda otro remedio que aceptarla…
  • Además los gobiernos autonómicos y locales necesitan también financiación, y existen muchas oportunidades de corrupción relacionadas con contratos públicos, concesiones, permisos y licencias: de nuevo, una corrupción que justifican diciendo que no les queda otro remedio que financiar sus gastos, y como no tienen medios ordinarios, pues recurren a la corrupción.
  • Y esto nos lleva a otro problema: como las administraciones y los políticos crean ámbitos opacos para llevar a cabo esas operaciones, es fácil ampararse en esa opacidad para sacar provecho personal de algunas de esas operaciones. Y junto a esto hay que reconocer que hay muchos actores de la vida política, administrativa y económica que actúan con honestidad.
  • Lo que nos lleva al cuarto problema: la creación de tramas que promueven, ejecutan y protegen la corrupción, incluidas operaciones de blanqueo de capitales y fraude fiscal, con la colaboración de “expertos”. Una vez que se ha aprendido a convivir con la corrupción digamos ordinaria, los “especialistas” hacen entrada en la escena.
  • Además, la actitud de los ciudadanos (no todos, claro) es, a menudo, ambigua: nos indignamos por la corrupción de otros, pero no tenemos inconveniente en vivir de la economía sumergida, las facturas sin IVA, el fraude en el seguro de desempleo y otras acciones, que justificamos diciendo que todos lo hacen, no nos podemos fiar de los políticos, no nos queda otro remedio, etc. Quizás sea síntoma de una falta de sentido cívico de nuestra sociedad.
  • ¿Y las empresas? ¡Oh, también hay corrupción en ellas! No siempre son islas de integridad en un mar político y social corrupto, aunque muchas se comportan de manera correcta. Sus excusas son las mismas: no nos queda otro remedio, sólo será esta vez, mira el mal ejemplo que nos dan los políticos… No se dan cuenta de que admitir situaciones de corrupción en su organización supone desarrollar el mismo cáncer: los empleados pierden su confianza en los directivos; los buenos se marcharán, los malos se quedarán; la reputación de la empresa puede verse seriamente afectada; la corrupción invita a una estrategia cómoda: paga y aprovéchate… Y, como es lógico, dentro de la empresa también aparecerán los que aprovechan el río revuelto para sacar provecho personal.
  • La lucha contra la corrupción no es fácil, nunca lo ha sido y nunca lo será. Pero sabemos que hay cosas que funcionan bien. Ya he mencionado algunas: las reglas de financiación de los partidos políticos, la independencia y contundencia de la acción judicial (¡ay, esos juicios que tardan décadas!), la existencia de medios de comunicación imparciales (veo demasiados intereses políticos, ideológicos o económicos en muchos de ellos), la transparencia absoluta en las cuentas públicas y de los partidos, la exigencia de claridad, también absoluta, en la contabilidad de todas y cada una de las operaciones de las empresas (y de las onegés, de las fundaciones, de las asociaciones… que a veces son intermediarias en operaciones corruptas), dotar de medios suficientes a las organizaciones anticorrupción (que deben ser independientes, claro)… Y dejo para otro día el tema de cómo conseguir que la sociedad civil se ocupe, realmente, de la corrupción, pública y privada (sindicatos y patronales, abstenerse).

 

Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.

2 thoughts on “A vueltas con la corrupción (tema de actualidad, al menos en España)

  1. Creo que los ciudadanos (muchos de ellos) tenemos gran parte de culpa en todo lo que está pasando. No sólo por contribuir a esa corrupción con nuestras acciones del día a día, sino también por seguir «premiando» a los partidos presuntamente corruptos en cada convocatoria de elecciones.

  2. Me parece que ha acertado desde el aspecto de control económico: la financiación de los partidos políticos y la de las corporaciones locales. Muchas gracias por el etc.-

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