¿Una política industrial para España?

Ese es el título del artículo que publiqué ayer en El Periódico. Viene motivado por un movimiento en los últimos meses en favor de la industria, como motor del crecimiento, clave en la creación de empleo y en el saldo de nuestras cuentas exteriores. Lo que me movió a escribirlo es la evidencia de que la política industrial -las acciones directas de apoyo a la industria o a algunos de sus subsectores relevantes- no siempre ha sido un éxito. Por supuesto, no tengo nada en contra de la industria, pero sí mis recelos sobre la política que trata de volcar ventajas en ella.

En el artículo explico que la política industrial fue, durante mucho tiempo, el soporte de empresas y sectores decadentes, y el intento de salvarlos con el apoyo del gobierno solo sirvió para un entierro digno –y caro. En cuanto a la creación de nuevos campeones, tampoco fue una estrategia ganadora, en muchos casos. Y explico que la política industrial es útil cuando promueve actividades en las que el país tiene ventaja competitiva. Y si se trata de actividades muy nuevas, las perspectivas serán buenas cuando el país tiene el caldo de cultivo conveniente para que se desarrollen: un sistema educativo apropiado, un sistema de investigación probado y un apoyo amplio en seguros, finanzas, consultoría y otras muchas actividades, que tienen que estar muy próximas a los innovadores.

También hago notar que la política industrial tiene más probabilidades de triunfar en sectores en que la competencia exterior es menos global: muchos países están impulsando las tecnologías limpias o el coche eléctrico, de modo que la competencia internacional será muy fuerte y la ventaja puede diluirse. Por eso me parece importante que, antes de iniciar su fomento, creemos las bases para su fortaleza futura, por ejemplo en el campo de la investigación, o en el de la formación, universitaria y media. Si no, podemos acabar repitiendo el caso de las energías limpias, que prosperaron gracias a las subvenciones.

Todo esto parece conducirnos, digo en mi artículo, a políticas industriales horizontales, que ayudan a muchas empresas de muchos sectores con factores que sirven para todas. Y, además, no se trata de sostener a las empresas que ya existen, sino, sobre todo, de ayudar a las nuevas a que empiecen, se arraiguen y crezcan de manera sostenible –aunque el poder y la influencia los tienen las primeras.

Y añado que el sector público no debe liderar esas políticas, porque el despacho ministerial o la oficina administrativa no es el lugar donde se detectan las oportunidades, se valoran los riesgos y se toman las decisiones difíciles. El sector público no debe corregir la plana al privado, excepto cuando se trata de pinchar globos y llamar al realismo, aunque rara vez desempeña ese papel.

 

7 thoughts on “¿Una política industrial para España?

  1. Pienso que nos toca volver a formar a jóvenes desde las universidades, hoy en día las nueva generaciones están cada vez mas capacitados en todos los sentidos, espero el cambiom

  2. Estoy muy de acuerdo con todo lo escrito. Por suerte he viajado mucho en mi vida y tengo que decir que en otros países como Francia o Países Bajos tienen mucho más arraigada la cultura industrial que nosotros. En Ámsterdam por ejemplo todo está enfocado a la industria o los servicios.

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  4. Los políticos son eso, su deber es no poner trabas porque potencial tenemos en cuanto a recursos y personas se refiere de sobra. Lo de las energías renovables clama al cielo, espero dentro de una década, por ejemplo, miremos atrás y veamos lo mal que lo hicimos y hayamos aprendido de tanta torpeza e interés por no hacer avanzar este país en cuanto a tecnología e investigación de refiere.

    Saludos.

  5. Estoy de acuerdo con su articulo, sobre todo con el párrafo donde expone que la política industrial tiene mas probabilidades de triunfar en sectores en los que la competencia exterior es menos global. En lo que se refiere a tecnologías limpias, estamos a años luz de respecto muchísimos de los países (la competencia internacional, mas que fuerte me parece hoy en día extremadamente fuerte.)

    Después de la fuga de personas «inteligentes» y preparadas en lo que a personas preparadas en campos como la investigación, ingeniería, etc… pienso que nos toca volver a formar a jóvenes desde las universidades, hoy en día las nueva generaciones están cada vez mas capacitados en todos los sentidos y muchísimos son capaces de ser punteros en todos los campos para que, el día de mañana esto de un giro radical y logremos ser un país competente en el sector industrial y fomentar mas empleo para los nuestros y evitar las conocidas fugas de cerebros.

  6. Estoy en sintonía con su artículo Profesor, y especialmente en el último párrafo. El sector público no debe liderar esas políticas, no tiene que intervenir en la iniciativa privada. Gracias de nuevo !

  7. Otra vez el sincronismo profesor. Recuerdo cómo la NASA contrató a los expertos en cohetes espaciales -que no eran nativos americanos- pero fueron sincronizándose cada vez mejor con el modo de ser USA, llegando a poner el primer hombre en la luna. Creo que mientras sigamos correlacionando las industrias en lugar de co-contra- relacionarlas «seguimos en la luna» (valga la redundancia)

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