La ética, la política y el debate público

Ya sé que me estoy metiendo en un tema complejo, y no sé si seré capaz de salir airoso. Pero me parece que nos jugamos mucho en este ámbito de las relaciones entre la ética y la política, o entre la verdad y la libertad. Porque, además, la disparidad de opiniones es frecuente, y no seré yo quien la censure. Pero me gustaría hacer algunas reflexiones.

Primera reflexión. En los debates sobre estos temas hay que distinguir cuidadosamente las personas y las ideas. Las ideas deben tener coherencia, racionalidad y objetividad, que no hay que mezclar con las intenciones de las personas, como ocurre a menudo cuando se recurre a argumentos ad hominem, al chiste fácil, a la salida ingeniosa o al argumento dialéctico. Claro que en el debate político, en los medios de comunicación o en las redes sociales se recurre a esto, pero si esto ocurre en el debate serio, la consecuencia es que rompe el diálogo y no convence a nadie que no está ya previamente convencido…

Segunda reflexión. En los debates públicos, hay que distinguir varios planos: el ético, el jurídico y el político. Si el diálogo se desarrolla en el ámbito ético, hay que dar razones éticas, apoyadas en fundamentos éticos, reconociendo que el argumento ético no se puede traducir directamente en una recomendación jurídica o política; si, como es frecuente, el debate tiene todas esas dimensiones, hay que dar argumentos éticos (lo que es bueno o malo, de acuerdo con criterios morales), y también razones jurídicas y políticas basadas en aquellos argumentos, pero autónomas en cuanto a su racionalidad y oportunidad. O sea, no basta con denunciar que «tal ley o tal política es inmoral», sino que hay que dar, también, las razones por las que el legislador o la autoridad política debe intervenir en el asunto, porque tienen consecuencias para el bien común de la sociedad. Una cosa son los principios, y otra los modos concretos, que dependerán de las circunstancias. En el debate político, mediático o social, los principios deben compaginarse con la realización concreta de los bienes humanos y sociales en el contexto de que se trate.

Y una tercera reflexión. Cuando una posición ética concreta inspira a una formación política determinada, el apoyo a la primera no debe confundirse con el apoyo al partido o grupo que la defiende. Esto es particularmente relevante cuando una entidad religiosa defiende aquella posición ética: no debe decirse que la entidad religiosa apoya al partido político, ni este debería argumentar que tiene el apoyo de la primera. Las propuestas políticas se deben juzgar por su valor intrínseco y por los argumentos racionales que los sostienen, no por argumentos de autoridad.

Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.

9 thoughts on “La ética, la política y el debate público

  1. Es vergonzoso que países como España, por ejemplo, no haya una política de energías renovables a la altura del sigo XXI, cuando dices que los gobiernos tienen que tener ética política, no veo a un político no mirando hacia sus intereses personales.

  2. Antonio, en general estoy de acuerdo con usted en sus comentarios sobre el discurso del papa Francisco en Bolivia. Pero usted no menciona a Adam Smith en su obra La teoría de los sentimientos morales, ni al papel de las multinacionales con su capitalismo bárbaro que si bien han logrado una mejora en la calidad de vida de sus países, vemos que la mayoría de la población nada en la pobreza absoluta, lease África, Asia e inclusive Estados Unidos han crecido los pobres. Todo por la teoría capitalista del «goteo», criticado aún capitalistas como Paul Krugman… En Latinoamérica el capitalismo, incluyendo el de las multinacionales españolas y americanas,, no ha traído desarrollo que es el nuevo nombre de la paz, como dice Pablo VI, y en lo cual coincide con Francisco, sólo han se han llevado la riqueza de nuestras llanuras (petroleo, gas,etc) y de nuestras montañas (oro) y nos han dejado desiertos, desempleo, pobreza, enfermedades, cambio de valores. Debe echarle otra mirada al discurso de Francisco y complementarlo con Laudato si. No quería molestarlo, solamente abrir un poco la mentalidad de europeo español conquistador. Abrazo

  3. Toda interacción natural requiere la disponibilidad primero. Así, se sube hasta decisiones de gobierno (libres -éticas- pero antes, libres trascendentalmente) que topan al movimiento circular (efecto formal, que por ser una analogía muy novedosa de Polo, puede asimilarse a lo que en política es sistémico-artístico) de modo que se fuerza un sincronismo, que es socio-político. Es ése movimiento circular el que confunde a nuestro directivos omni-presentes de nuestra sociedad civil.

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