La empresa: ¿un lugar de tortura?

El Financial Times de este fin de semana publicaba un comentario sobre tres libros que hablan de la visión que tenemos de la empresa. El título es significativo: “Prison or Sanctuary?”. A lo largo del tiempo no sólo ha cambiado el sentido que tenemos de lo que es el trabajo y la empresa, sino incluso la disposición física de los edificios y los lugares de trabajo.

Me ha recordado una comparación etimológica que suelo hacer para visualizar cómo entendemos lo que es el trabajo y lo que es la empresa. Etimológicamente, trabajo viene de una palabra latina “tripalium”, que era un instrumento de tortura en la época del imperio romano. O sea, para muchos, el trabajo es una tortura, y, en consecuencia, la empresa es el lugar donde nos torturan . Con una visión así, es muy difícil que la gente valore el trabajo como algo positivo; es muy difícil pedirle a la gente que se emocione con su trabajo, que se sienta implicada con su empresa, si la empresa es el lugar donde me torturan.

tortura

Pero tenemos otra etimología que nos puede dar una posible salida. Hay otra palabra latina “laborare” que también tiene relación con el trabajo: laboral, como adjetivo en español, labor o laboro en otros idiomas. Laborare significa arar, cultivar la tierra. Con este sentido, el trabajo es la ocasión que tenemos para cultivar la propia vida y hacer que dé todos los frutos de los que es capaz . Esta es una visión más positiva del trabajo: el trabajo no consiste sólo en hacer cosas, sino en hacernos a nosotros mismos y a los que trabajan con nosotros . La empresa es el lugar donde nos hacemos; la empresa es la ocasión que se nos da para realizarnos y para contribuir a la realización de todos los que con ella se relacionan . Con esta visión podemos esperar que la gente se sienta implicada en una tarea que tiene como objeto central a la persona.

crecimiento

Las personas somos sujeto y objeto del trabajo; su origen y su finalidad . Las empresas no son más que uno de los modos posibles de articular ese trabajo. No es el trabajo un medio para la empresa, sino que la actividad empresarial es un medio para el trabajo . No es el desarrollo humano un medio al servicio de la eficiencia económica, sino la eficiencia económica un medio para el desarrollo humano. La empresa no es ni una prisión ni un refugio; es el terreno en el que cada uno de nosotros nos podemos desarrollar  (“flourish” en ingles: florecer), llegar a ser todo aquello que somos.