Lealtad: ¿simple adhesión o virtud moral?

En la vida política, y en alguna medida también en la empresa y en otros ámbitos de la vida, con cierta frecuencia, se acusa a alguien de conducta desleal. Un caso reciente lo encontramos en la acusación de deslealtad con España de Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Competencia, por parte de  destacados directivos del Partido Popular, al tiempo que pedían su dimisión. El motivo han sido unas declaraciones del Sr. Almunia en las que se inclinaba por una liquidación ordenada de entidades financieras españolas cuando no sean viables o cuando los costes de rescate sean demasiado elevados para los contribuyentes. Añadía que es una opción normal, ya adoptada por otros países. El gobierno se apresuró a asegurar que no se cerraría ningún banco.

¿Por qué se ha acusado al Sr. Almunia de deslealtad? ¿Por no adherirse a lo que el gobierno considera “intereses de los españoles”? Eso es lo que parece, pero Almunia ¿no debe lealtad, ante todo, a la Comisión Europea, de la que es miembro? Aunque cada estado de la UE tiene un comisario y Almunia fue propuesto en su momento por España, eso no significa que sea un representante de España. Su lealtad consiste en defender lo que honradamente considere que contribuye al bien común de la UE, y no a los intereses de uno de sus países.

Todavía cabría preguntarse si es parte de los “intereses de los españoles” que no quiebre ninguna entidad financiera, incluidas las inviables. La opinión el Sr. Almunia no difiere mucho de la del  presidente del BBVA, Francisco González, quien hace pocos días pedía identificar las entidades financieras que no son viables, las cuales estimaba que “tendrán que desaparecer”.

Si una empresa comete errores o cuando las decisiones no llevan a los resultados previstos, puede terminar en quiebra, y ése es el riesgo asumido al emprender cualquier negocio. Entre las entidades financieras en el punto de mira están muchas cajas de ahorro, en las que, con frecuencia, se ha actuado con imprudencia y, en muchos casos, incluso de modo abusivo y hasta fraudulento. ¿Por qué se ha de ir al rescate de todas y cada una de ellas, con cargo al contribuyente? Es verdad que también hubo deficiencias en la regulación y vigilancia del Banco de España, pero, aun así, lo que afirma el Sr. Almunia parece razonable, aunque seguramente habría que añadir algunos matices. ¿Es eso deslealtad?

La respuesta está en lo que se entienda por lealtad y por su contrario. Como escribí hace algunos años, hay una lealtad virtuosa que consiste en comprometerse a una causa noble con una adhesión duradera. Pero hay también una lealtad que es pura adhesión por motivos utilitarios o emocionales. Las empresas buscan la lealtad de los clientes en la compra de sus productos, y a menudo aplican técnicas de “fidelización del cliente”. El seguimiento entusiasta de un equipo de fútbol es un ejemplo de lealtad emocional.

No toda lealtad es virtuosa. También la mafia pide lealtad a sus miembros. La lealtad como virtud exige cumplir los compromisos explícitos o implícitos libremente asumidos siempre que esos compromisos respondan a una causa justa. Si no, la lealtad es pura adhesión y ésa puede ser buena o mala según la calidad moral de la causa. Puede ser también una pseudo-lealtad contraria a una genuina lealtad. Si el Sr. Almunia no se adhiere a lo que el gobierno entiende por “intereses de los españoles” no se le puede acusar de “deslealtad”, sin más, al menos en términos éticos. 

La primera lealtad es con la verdad práctica, que se determina en cada situación con ayuda de la virtud conductora de todas las virtudes: la sabiduría práctica o prudencia. Con sabiduría práctica se buscan alternativas y se reflexiona sobre prioridades. De este modo, se pueden resolver conflictos entre lealtades. Tal es el caso de la tensión que, en ocasiones,  puede existir entre la lealtad a la propia familia y la lealtad a la empresa.

Como virtud moral, la lealtad conlleva exigencias éticas; en cambio, la simple adhesión a una causa es sólo la descripción de un aspecto de la realidad. Sin indagar sobre la moralidad de esta causa, no se pueden hacer acusaciones morales. Y, cuando se hace, se da lugar a equívocos.  

 

 

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3 thoughts on “Lealtad: ¿simple adhesión o virtud moral?

  1. Lo cierto es que este señor es, formalmente, miembro de un partido político al cual ha demostrado su lealtad en momentos determinados, y su deslealtad, probablemente, desde el puesto que ocupa ahora. La pregunta si entonces (cuando gobernaba su partido) y ahora (gobernando el PP) sus criterios son los mismos.

  2. Me parece que es un buen y ponderado análisis de una situación frecuente. Una de mis conclusiones es que hemos de ser más prudentes y reflexivos, al expresar nuestros juicios sobre los comportamientos de las personas.

  3. Efectivamente no pienso que puede calificarse de desleal este comentario del Sr. Almunia. En todo caso de lo que sí se le podría calificar es de poco oportuno o imprudente, si con ello realmente dañara los intereses de España (que es su país).
    Por otra parte como dice o insinúa muy bien en su blog el Dr. Melé, ¿acaso es mejor para España hacer que no quiebren entidades financieras (al fin y al cabo no dejan de ser empresas) que se han equivocado en su gestión, siempre y cuando en el caso de permitirlo no se viera afectado el sistema bancario en su conjunto?; además, bajo mi punto de vista la afirmación del Sr. Almunia es una obviedad que todo buen empresario o inversor ya conoce y por tanto parece que no influirá en su decisión final.

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