He aquí un niño gitano al que su maestra le hace una entrevista mientras conduce un coche por el barrio de «Can Tunis».
Lo que le rodea es sórdido y sinsentido. Pregunta a quienes se drogan y no saben contestar. Están enganchados en su adicción. El piensa sobre su futuro, pero no parece tener referentes a los cuales emular. A pesar de los mil peligros que corre cada día -entre ellos dejar de estudiar y dedicarse al dinero fácil-, nos muestra lo mucho bueno que aún hay en él.
Frente a esta realidad tenemos a tantos niños de la misma edad en una sociedad opulenta, sobreprotegidos, con problemas de autoestima e hiperactividad, y que llevan tarjetas de sus padres para disculpar su falta de estudio… Con un umbral de frustración tan bajo, que son incapaces de hacerse responsables de sus acciones y de ser útiles a otros. ¿No les estaremos mermando su capacidad de ser felices ahora y en el futuro?