La flexibilidad es un criterio a tener en cuenta en todos los ámbitos de la vida, porque la vida misma es flexible. Por eso, no debemos dirigir la realidad empresarial, social ni política con la rigidez que muchas veces se quiere imponer -y de hecho se impone-, sin que tenga efectos perversos ni anticipados ni deseados, pero reales y muy costosos para todos en todos los sentidos (económico, personal, social, …).
Acabo de volver de dos jornadas de trabajo en las oficinas centrales de las Naciones Unidas en Nueva York. Los tres organismos dedicados a la mujer dentro de Naciones Unidas se han fusionado en uno nuevo » UN Entity for Gender Equality and the Empowerment of Women» presidido por Michelle Bachelet. Fui invitada a formar parte de un brainstorming de expertos para idear nuevos modos de facilitar el avance de las mujeres en la jerarquía de las organizaciones. Han sido dos días muy fructíferos con intercambios de ideas y experiencias de éxito en las que la flexibilidad (en el puesto de trabajo, en los tiempos, en el espacio, …) era una palabra omnipresente. Los FWA (Flexible Work Arrangements) son ya una realidad para muchos empleados. Se trata de conseguir que esa sea la normalidad, que no sean la excepción y que no lleven un estigma por ello.
También en lo político la flexibilidad es un must y por ello seguimos avanzando en nuestra propuesta de nueva ley electoral para Cataluña. En este artículo [1] podéis ver la campaña que estamos promoviendo desde Acció per la Democracia con los presidentes de los partidos políticos para tener su compromiso, así como la campaña informativa para la ciudadanía que se está promoviendo desde Democracia Social.