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La bondad, ¿por qué no es noticia?

Nos invaden noticias negativas de infidelidades, escándalos, guerras y todo tipo de delitos. Sin embargo, no debemos olvidar que sólo se llama noticia a lo extra-ordinario. Es bueno que recordemos cuánta bondad, solidaridad, fidelidad, generosidad y laboriosidad mueven el mundo cada día con actos ordinarios, cotidianos.

Con motivo de la catástrofe en Japón, me llegó esta carta [1]de alguien que vivió directamente el compartir lo poco que quedaba y el apoyo de todos.

Hola mi querida familia y amigos.
Primero quiero agradecer su preocupación por mí. Estoy conmovida… [Haz click aquí para continuar] [1]

Cuando estuve en Oviedo en el homenaje a Kike Gómez Haces [2], su hermana me contó otra de esas historias cotidianas que construyen un mundo mejor, aunque no sean noticia y que queda plasmada en esta foto.

zumo de naranja...

Te cuento de «Pepe de Ujo» o «Pepe el bueno». Ujo es su pueblo y como se siente muy orgulloso, le llaman así. Es el portero de mi casa desde hace muchos años. Es la persona más buena y desinteresada que he conocido. También es un hombre delicado, lo notas en cómo nos trataba a Kike y a mí, con mucho cariño pero con mucha delicadeza, nunca se pasó ni un pelo, ni siquiera una broma. Además es muy alegre y simpático. Está casado y tiene dos hijos y dos nietos. Ayuda sin servilismo sobre todo si hay enfermos ancianos o niños, entonces se deja la piel y nunca, jamás le he oído hablar de los favores que hace, te enteras por otro lado, ¡y de los que no te enteras! Es voluntario en una residencia de ancianos de monjas, recopila ropa para cáritas, jamás un alarde de lo que hace. Para colmo lee mucho y le gusta escribir poesía, esto hace en los ratos de «garita» en portería.

En una ocasión en que nos hizo un favor, yo le dije algo así como que era un padre para nosotras. A partir de ese día redobló con la misma humildad y delicadeza los cuidados hacia nosotras, decía que trabajábamos mucho y teníamos que tomar vitamina C. Desde entonces hace (+ -) 4 años, todas las mañanas nos dejaba dos botes de zumo de naranja recién exprimido, uno para Kike y otro para mí. Lo dejaba muy pronto por la mañana cuando bajaba a atizar la caldera de carbón. Lo deja en una especia de entradilla que da acceso al montacargas, típico de casas antiguas. El lugar más directo según abre el montacargas es el recogedor rojo, o sea que cada día yo me encuentro ahí el bote de zumo de naranja recién exprimido, que yo nunca me hubiera hecho. Desde hace un año, sólo recojo uno.
Pepe sigue ahí, pase lo que pase en la vida del vecindario, cambie lo que cambie o digan lo que digan (también hay quien no le quiere), siempre haciendo el bien, es lo único que le interesa y lo dice cada día con sus obras.

Este es el testimonio de Pepe en el libro homenaje a Kike: «Nenuca, la semilla que sembraste entre nosotros es tan profunda que has fortalecido nuestros corazones y la fe»