Mujeres valientes

La concesión por el Parlamento Europeo del Premio Andréi Sájarov a Malala Yousafzai, la adolescente pakistaní tiroteada por talibanes en octubre de 2012 por defender el derecho de las mujeres a la educación en su país, ha recordado a la comunidad internacional que  millones de niñas en el mundo no pueden ir a la escuela y que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres aún está lejos en muchas partes del planeta.

Sin embargo, a pesar de la discriminación que sufren las mujeres en muchos países en diferentes ámbitos, los avances son innegables en el ámbito del trabajo. Según estudios del Banco Mundial, ya en el año en 2010 habían desaparecido más de la mitad de las restricciones legales que existían en 1960 para el trabajo de las mujeres.

Una mayor igualdad legal abre las puertas a una mayor participación femenina en la fuerza  laboral, a la iniciativa privada y a una mayor igualdad de ingresos. No obstante, para lograr una verdadera igualdad de oportunidades no basta con reconocer la igualdad de derechos en el ordenamiento jurídico. Es también indispensable establecer medidas de conciliación y flexibilidad que partan de las diferentes necesidades y responsabilidades familiares en distintas etapas vitales.

Si no se reconocen las diferencias y las responsabilidades familiares, no sólo la igualdad de oportunidades del hombre y de la mujer en el ámbito laboral seguirá estando mermada, sino que estaremos construyendo sobre la arena de una ideología que únicamente ayuda a reforzar enfrentamientos, y no a construir puentes que permitan desarrollar una sociedad justa, rica y con un futuro esperanzador.

Más abajo, se recogen las palabras de Malala al recoger el Premio Sájarov. Todo un ejemplo de valentía por los derechos de las niñas a la educación y priorizaciones claras desde la mirada de una adolescente.

En enero tendrá lugar la cuarta edición del Programa Enfocado de Mujeres en Consejos de Administración en el Campus de Madrid, porque la educación de mujeres y hombres tiene que seguir durante toda la vida y la alta dirección requiere de una formación específica. Aquí tenéis el Programa y un mini vídeo en el que lo explico.

 

http://www.dailymotion.com/video/x17f0c1

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7 Comentarios

  1. Felicitaciones por el post. Ojalá que no hagan falta otros 50 años todas las restricciones legales para el trabajo de las mujeres. Pero, para lograr una verdadera igualdad de oportunidades es también indispensable establecer medidas para eliminar las restricciones económicas que impiden a las clases menos favorecidas acceder a la formación en programas de alta dirección. Porque como bien dices la educación de hombres y mujeres tiene que seguir durante toda la vida y no puede ser patrimonio de la oligarquía empresarial y económica.

  2. Roberto Marugán Giró

    Aún queda mucho por hacer. Lo importante es que ya no se tiene miedo a reconocer que el papel de la mujer en todos los aspectos de la vida colectiva debe cambiar. Cuanto más pronto, mejor. Felicidades por tu labor. RMG.

  3. Beeatriz Briceño Picón

    Gracias Nuria, siempre nos regalas con valiosos estímulos.
    Sin embargo todavía se siente la falta de puentes entre trabajos del hogar y trabajos extrafamiliares.
    1. La educación debe contemplar que todos los hombres reciban una formación suficiente para administrar su hogar, ejercer los trabajos vinculados a la intimidad familiar y recibir la instrucción necesaria en todo cuanto hace falta para llevar adelante esa empresa de empresas.
    2. Y ese ámbito debe estar regido por la comunicación y el entendimiento entre marido y mujer. Jamás fifty/fifty. Porque cada uno tiene debilidades y fortalezas distintas. Los números no interesan aquí: vale el amor, la comprensión y la participación de ambos en el bien común de la familia. La familia no es empresa de porcentajes ni de tiempos, es una empresa de vida que no puede tratarse como una empresa económica simple.
    3. Por hoy solo adelanto esto, un libro o una biblioteca podemos escribir al respecto y más a las puertas de una Año de la Familia.

    Abrazos, Bea

  4. Nuria
    Excelente reflexión , mi mas sincera enhorabuena. La igualdad entre los seres humanos debe estar mas basada en valores humanos que en valores materiales que desafortunadamente es prácticamente lo único que parece interesar a una gran mayoría. De nuevo muchas gracias por tu acertadisima aportación.
    Ernesto

  5. Manuel de Francisco

    Hola,
    Esta chica, me refiero a Malala, tiene une energia excepcional.
    De todas formas, siempre cuando leo comentarios respecto a la situacion laboral mujer/hombre, tengo la impresion de que estan desfasados. En que sentido? En el reparto de tareas domesticas. Mi experiencia personal, es que en mi familia, en el sentido amplio, hay alrededor de 30 personas con edades comprendidas entre 25 y 40 anyos. Solo una casada. Otra divorciada,…los demas viven en situacion de pareja precaria o simplemente no tienen… De hecho, el debate de reparto de tareas familiares es un debate caduco. Simplemente, la familia esta dejando de existir.

  6. Muy buena entrada, Nuria.

    Te enlazo el link sobre una que hice hace ya unos meses con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos y Malala

    http://humanos-desiguales.blogspot.com.es/2012/12/malala.html

    Un saludo

  7. Me uno a las felicitaciones Nuria por poner el acento en dos puntos fundamentales, la mujer y la educación, inevitablemente unidos con otro esencial para la sostenibilidad de la sociedad: la familia.

    El mundo del trabajo y nuestro estilo de vida actual ha cambiado profundamente respecto al de décadas pasadas, y esto sin duda repercute en las personas y las instituciones, y también en la familia.

    Los ejemplos que pone Manuel de Francisco son un claro exponente del modo en el que afectan estos cambios. Sin embargo no puedo estar de acuerdo con su diagnóstico, la desaparición de la familia, porque se olvida de analizar las causas y los efectos derivados de la ausencia de vida familiar. No es el momento de describirlos, pero sí de distinguir entre la evolución necesaria de una institución que se ha de adaptar a una nueva realidad y otra pretender que no existe simplemente porque se presenta de otro modo. La línea está en saber distinguir de que hablamos cuando hablamos de familia.

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