La lactancia materna
La lactancia materna es según la OMS [1] y la UNICEF, “una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños”. La OMS recomienda [2]la lactancia materna exclusiva al menos durante los 6 primeros meses de vida y, si es posible, recomienda seguir amamantando al bebé a partir de los seis meses, al mismo tiempo que se le van ofreciendo otros alimentos complementarios, hasta los dos años, como mínimo. La Academia Americana de Pediatría [3]recomienda mantener la lactancia al menos durante el primer año y el Comité de lactancia de la Asociación española de pediatría [4]coincide en sus recomendaciones [5]con la OMS y la UNICEF. Los beneficios son multiples demostrados por numerosos estudios científicos: aporta los nutrientes que los bebés necesitan y les ayuda a inmunizarse contra enfermedades y estrechar los vínculos afectivos.
Actualmente las leyes en distintos países suelen establecer bajas por maternidad más o menos prolongadas y permisos de lactancia. La ley española contempla una baja por maternidad de 4 meses. Para los meses restantes, si se quieren seguir las recomendaciones de salud de la OMS, las madres deben acogerse a los permisos de lactancia que la empresa proporcione. Quizás por ello, sólo el 18 % de las madres en España llega a cumplir el tiempo recomendado de 6 meses y el 48 % de ellas identifica como principal inconveniente para la lactancia la conciliación con la actividad laboral. (Según recoge este artículo de El País «Amamantar no es tan fácil, aunque la madre quiera hacerlo». [6])
Recientemente me llegó un mensaje sobre este tema de una antigua alumna del programa doctoral de filosofía de la acción directiva de la UNAV, que es madre de una niña.
Símbolo Internacional de la Lactancia materna
En el mensaje me transmitía la inquietud de muchas madres que quieren mantener la lactancia materna como mejor manera de dar alimentos, afecto y amor a sus hijos, cuando lo único que se encuentran es trabas e incomprensión por parte de la sociedad y de las empresas sobre lo que es la lactancia materna y sus beneficios.
Algunas madres apelan a la responsabilidad social, a la ética, a la conciliación, pero a muchos les parece demasiado invasivo y poco prudente que una mujer, en su deseo de alimentar a un bebé, le dé el pecho, aunque sea con toda la discreción posible, mientras piensan si no hay un mejor lugar para hacerlo.
En palabras de la alumna: “¡Qué pena! Qué lástima que las mujeres que queremos trabajar y dar afecto a nuestros hijos y alimentarlos de una forma natural tengamos que escondernos y optar por darle una leche artificial, qué pena que las empresas dentro de sus políticas de Dirección de personas no incluyan salas de lactancia para que de una manera natural se favorezca una vinculación madre e hijos, qué pena que una madre sea invitada a irse de un centro comercial por alimentar a un bebé de 2 meses que no para de llorar y busca consuelo. ¡Qué cantidad de intereses creados en torno a la lactancia artificial!… Hay mujeres que además de trabajar quieren ser educadoras de unos bebés sanos y felices. ¡Qué pocas empresas incorporan el respeto a esta lactancia natural dentro de sus políticas de dirección de personas!”.
Sala de lactancia Philips Iberia, Madrid
Actualmente, con la comercialización de la lactancia artificial, la lactancia materna puede verse como más caprichosa y menos necesaria. Pero sabemos que no es así y las empresas responsables y con sensibilidad para lo humano incluyen en su programa de políticas de RFC (Responsabilidad Familiar Corporativa) la sala de lactancia o permisos flexibles para este fin. Por ejemplo, la empresa Philips Iberia [7]ha abierto una sala de lactancia en su sede en Madrid.