El poder de la fidelidad

La fidelidad no está de moda. El mundo se ha vuelto cambiante política, social y económicamente, a velocidades frenéticas. Tenemos una cultura consumista del usar y tirar. A ello se ha añadido una cultura relativista del todo vale, de cualquier decisión tiene el mismo valor. Y esto afecta a nuestras relaciones y a nuestros trabajos. Por eso la fidelidad es una virtud no valorada, más bien despreciada por nuestra cultura, ridiculizada ella y ridiculizados quienes intentan seguirla. Pero ¿es realmente así?  El ser fiel a una idea, a una creencia, a una persona, a un proyecto, a la propia palabra….¿es estéril?

Muchos hemos experimentado el gran poder de la fidelidad con el ejemplo de mi amiga del alma, Maruja Moragas, cuyo libro autobiográfico en solo seis meses ya va por la tercera edición, y en el que narra las profundas razones de la fidelidad en su matrimonio contra todo consuelo humano. Editado por Rialp, “El tiempo en un hilo: reflexiones desde la adversidad” está disponible también en e-book (aquí el link con varias opciones). De él recibo continuamente críticas muy positivas, pero ninguna como este artículo publicado en Alfa&Omega que os recomiendo vivamente leer, y donde Jaime Noguera escribe: “La generosidad de Maruja Moragas al escribirlo es directamente proporcional a la utilidad de su experiencia: un regalo en cada consejo, una joya en cada detalle; espléndido. Sólo lo mejor para los que aspiran a lo mejor, es decir, al amor verdadero, sin límites, fiel; porque, si no, no es amor, sino otra cosa. También trata de la incomprensión y del rechazo social y profesional a que se enfrenta quien decide ser fiel. Y nos habla de la recompensa que aguarda a quien hace de la fidelidad, es decir, del amor a lo largo del tiempo, el norte de su vida”. (Podéis seguir leyendo el artículo aquí)

Con gran alegría, también muchos hemos experimentado este fin de semana en la Beatificación de Álvaro del Portillo que ser fiel no es en absoluto estéril, sino todo lo contrario. Que la fidelidad vale la pena, que es fructífera y que emprender un camino y seguirlo contra viento y marea es heroico, pero hace feliz a uno mismo y a un número incontable de personas aún después de la muerte. El Papa Francisco en la carta dedicada al evento, destacó la fidelidad de D. Álvaro a la Iglesia y al fundador del Opus Dei en momentos dificilísimos. “Especialmente destacado era su amor a la Iglesia, esposa de Cristo, a la que sirvió con un corazón despojado de interés mundano, lejos de la discordia, acogedor con todos y buscando siempre lo positivo en los demás, lo que une, lo que construye. Nunca una queja o crítica, ni siquiera en momentos especialmente difíciles, sino que, como había aprendido de san Josemaría, respondía siempre con la oración, el perdón, la comprensión, la caridad sincera”.
Luis Franceschi, decano de la escuela de Derecho en Strathmore University (Kenia), comenta en Daily Nation, de Nairobi (link) : “Así hacen los santos. No hacen la guerra por su cuenta, no van por libre; consiguen resultados moviendo a otros, mediante el ejemplo -con audacia y determinación- a ser buenos y hacer el bien. Así es como los santos cambian el mundo”. Y eso sólo lo consiguen  con fidelidad, siendo muy fieles a sí mismos, a sus ideales y a las personas a las que impulsan.  Estas virtudes lejos de colocarles por encima de las personas, las hacen humildes también con el servicio a los demás: la santidad –recordaba Álvaro del Portillo– no consiste en alcanzar una especie de ‘perfección’ que nos sitúe por encima de los demás, sino en cultivar el amor que nos coloca al servicio de todos los que nos rodean.
El beato Alvaro impulsó mas de 40 iniciativas contra la pobreza en los cinco continentes. En su honor fue organizado un congreso sobre estas iniciativas (link). Franceschi comenta  que don Álvaro “animó constantemente a las autoridades de la universidad a buscar medios y recursos para que nadie quedara privado de educación”. También “impulsó la creación de Kimlea Training Centre en Limuru, donde se forman mujeres de zonas rurales entre otras iniciativas.
El pasado sábado 27 de septiembre en la Beatificación más de 200.000 personas de 80 países desprendimos entusiasmo y agradecimiento al Beato Álvaro por este nuevo ejemplo de santidad. En este link encontraréis la ceremonia completa y vídeos-resumen. Al día siguiente en la misa de acción de gracias, pedimos por todas las familias del mundo para que sigan fieles a su irremplazable misión, y también recordamos el importante Sínodo sobre la familia que empieza este mes en Roma.
Os animo a venir a la exposición sobre el nuevo Beato (link), que estará en el Hall del Campus Norte del IESE en Barcelona hasta el 11 de octubre. El 8 de octubre a las 19.00 Esther Jiménez y yo impartiremos la sesión sobre «Las competencias del líder» en el Aula Magna del IESE Campus Norte de Barcelona. Estáis todos invitados! (Link a la invitación). Disfutad de este video de agradecimiento:

Imagen de previsualización de YouTube

Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School.

Recibe el blog de NCH en tu buzón

4 Comentarios

  1. Entiendo que una cosa es la fidelidad, imprescindible para la ética, para la vida, y otra la lealtad, como lo veis.

  2. Jordi, según Wikipedia la palabra «fidelidad» deriva de la palabra fidelitas (latín), y su significado es servir a un dios.
    Por otro lado y aunque es bastante discutible, lealtad es ser fiel a una persona, creo que es difícil de comprender la idea de ser leal a una idea, se puede ser coherente, pero ¿leal?
    Estoy de acuerdo con Nuria en destacar esta virtud/valor hoy día y verla reflejada en la figura de este santo que presenta la Iglesia como modelo a seguir.
    En mi opinión su fidelidad no fue más que un amor incondicional, en este caso a Dios y a los que tenía cerca.
    Como bien dices Nuria, el amor presupone la incondicionalidad, si no, no es amor y la fidelidad nunca estará presente, ya que ese amor estará siempre amenazado por cualquier tormenta que se encuentre en el camino, y se las encontrará.
    Y si tu pregunta Jordi es si D. Álvaro fue leal, creo que es obvio que fue leal a su predecesor y fiel a Dios.
    Fruto de esa fidelidad es el que estemos aquí hablando sobre este tema en un día como hoy. El amor siempre da frutos.

  3. Creo que las últimas generaciones donde vimos parejas que perduraban en el tiempo a pesar de todo son nuestros abuelos. Con el inicio de la era de los divorcios, el hecho de estar conectados entre todos todo el tiempo, trae consigo como bien dices el consumismo, la hiperactividad, los cambios constantes y con ello viene esto del cambio de valores, del valor del presente más que el futuro que no permite proyectar una vida con una sola persona… es un tema muy complejo. Es tan cierto, lamentablemente la fidelidad es muy poco común ya.

  4. Comparto las opiniones y añadiría con Benedicto XVI que la fidelidad es el nombre del amor en el tiempo.
    Me parece que si nos reeducamos y educamos a las nuevas generaciones en cumplir las pequeñas palabras de amor y los pequeños compromisos diarios será más fácil que sepan dar las palabras definitivas en el futuro.
    La intercesión de don Álvaro y pienso que la de Maruja también desde el Cielo arrancarán las gracias que necesitamos en el logro de este empeño.

Entradas recientes