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Maternidad tardía: ¿A qué coste?

En 1980 la media de edad de las mujeres que tenían el primer hijo  era de 28,2 años. En 2014 la media de edad era de 32,2. Son datos de la reciente encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística [1], que acertó en su previsión de que 2015 sería el primer año  en que se cruzaría la línea roja del crecimiento vegetativo negativo. La caída de la población española avanza más rápido de lo previsto. La población de España, además, envejece [2] a marchas forzadas.población envejecida [3]

Actualmente, el 33% de los niños que nacen en España son hijos de mujeres de más de 35 años. En 2012 hubo el triple de embarazos en mujeres de más de 40 años que en 2000. ¿Qué está pasando? Muchas parejas o mujeres solas posponen el momento de la primera maternidad –que en muchos casos será la única– como si se pudieran tener hijos apretando un botón. El retraso en la edad del primer hijo es solo una de las caras del problema. Este retraso también conlleva problemas de fertilidad, ya que las mujeres no estamos pensadas para concebir por primera vez tan tarde. El dolor que produce la frustración del deseo de ser padres es otra de las consecuencias. Y no la menor.

Tal como está establecida la llamada sociedad del bienestar, las parejas esperan a casarse -como ya vimos en esta entrada [4] del blog– cuando tienen la vida «resuelta»: casa, trabajo, coche… Esto significa en primer lugar el consiguiente retraso de la llegada de los hijos. Los hijos se buscan una vez que «ya se tiene todo»,  autoconvencidos de que actuamos así por el mayor bien de nuestra familia. Los verbos  procrear y proveer se conjugan invertidos y así llegamos al invierno demográfico actual (1,32 hijos por mujer en edad fértil).

La tasa de embarazo de la mujer decae rápida e inmisericorde con los años. Con 25 años, hay un 25% de opciones por ciclo de lograrlo. Con 30, un 22%. Con 35, un 12%. Con 40, un 5%. Y con 45, un 1%. Y sin embargo, miles de mujeres solas o con pareja recurren cada año a tratamientos de fertilidad artificial,  rozando ya edades difíciles o imposibles. Lo explica Isidoro Bruna, de la Sociedad Española de Fertilidad [5]: “Asumen que si su aspectmaternidad [6]o físico es bueno, también lo será su fertilidad y creen que lo lograrán al igual que las famosas que tienen hijos,  pero no explican que son fruto de la ovodonación (un tercio de todas las fecundaciones que se realizan).  Es una pena que durante sus chequeos rutinarios los ginecólogos rara vez les informen de la caída de su reserva ovárica”. Como vemos, el proceso de fertilización artificial ni siquiera garantiza que el hijo concebido provenga de los propios óvulos.

Gloria Labay, matrona, cuenta en este vídeo [7] de El País su calvario.  Tras varios intentos fallidos que terminaron en aborto, lo intentó por la vía de la fecundación in vitro con sus propios óvulos, con óvulos ajenos y no consiguió nada. Unas veces con pareja, otra sola.  Cuando tenía ya una edad se dio cuenta de que nunca lo iba a conseguir. Reconoce que, si pudiera volver a nacer, tendría hijos a los 25 años.

Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School. [8]