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«Deliciosa Calma», ¿envenenada?

campofrío [1]La semana pasada circuló en todas las redes sociales un nuevo anuncio de Campofrío. Está claro que esta empresa apuesta en primer lugar por cierta reivindicación feminista, y en segundo término por el uso del humor. O quizá el orden sea el inverso… El caso es que, en  la nueva campaña, con creatividad de McCann, y protagonizada en parte por tres chicas Almodóvar: Carmen Maura, Rossy de Palma y María Barranco, no todos han recibido el mensaje subyacente con carcajadas. Ni siquiera con sonrisas. Unas horas después de salir la campaña al aire, ya había comentarios críticos en las redes: «Confieso que he caído en la trampa: el nuevo spot de Pavofrío me ha emocionado. Ha causado el efecto esperado ya que es creativo, emotivo, maneja los estereotipos con mucho humor…. Lo he compartido y comentado, pero también otro de UN Women que refleja una realidad paralela:  la verdadera discriminación social y física que sufren las mujeres cuando el marco cultural no ofrece ninguna elección, ni margen de acción. Y por esto, el anuncio de Campofrío no me convence» (Telva.com, se puede leer todo el artículo aquí [2])

Me ha parecido interesante lo que la redactora llama quejismo, esa tendencia a recurrir al pataleo como forma de ventilar lo que no va bien, cuando lo que deberíamos hacer es actuar más, vivir esa igualdad de oportunidades que echamos de menos, puesto que en nuestra sociedad tenemos margen de acción y cierta capacidad de maniobra, a diferencia de las sociedades en vías de desarrollo donde la mujer se encuentra muy por debajo de los límites soportables por su dignidad de ser humano. Hay, por eso, cierta frivolidad en las quejas de las comensales del restaurante «Deliciosa Calma», expresadas de manera hiperbólica y esperpéntica en los nombres  de los platos que piden: «Sigo sin pareja estable y me la resbala«, con extra de «y me la resbala«, «No pienso tener hijos, ¿y qué?, sin ralladura de ningún tipo» o «No te digo yo lo que me importa estar perfecta después del parto al pepino«.

Un artículo de El País (que podéis leer completo aquí [3]) ha analizado algunas de estas frases para ver qué hay de cierto tras las quejas. Es cierto que, según el Instituto Nacional de Estadística, el 91,9% de las mujeres realiza tareas domésticas y se ocupa del cuidado de niños, mayores o dependientes, frente al 74,7% de los hombres. Sobre el plato llamado «Soy Directora General Mundial y madre«, dice el periódico que,  desde 1980,  los nacimientos en España se han reducido un 25,4% y cada vez se retrasa más la edad de maternidad.  De hecho, somos el país de la Unión Europea en el que se tienen hijos más tarde. En este Blog hemos hablado abundante y recientemente de las desastrosas consecuencias de esta realidad (podéis leerlo aquí [4]). Otros platos llevan nombres relativos al horario laboral, de escasa flexibilidad para la conciliación familiar, o sobre las carencias en  permisos de paternidad.

Alfonso Méndiz, Decano de la Facultad de Comunicación de la UIC, con el que hemos contado recientemente en una sesión del IESE Women’s Lobby, se muestra muy crítico con el fondo del anuncio:

«No me gusta nada: presenta la igualdad con el hombre en términos masculinos, imitando sus actitudes (más bien, sus vicios o desidias) y olvidando  las cualidades propias de la mujer; de ahí que presente la felicidad en términos desconcertantes: no tener pareja estable, no tener hijos, despreocuparse de los niños («Ya lo hará su padre», cuando intuye que no lo va a hacer), etc. No me parece que ayude a la igualdad, y no creo que sea positivo para la mujer.»

La polémica está servida. Desde luego, nos gustaría que las legítimas reivindicaciones de las mujeres, como seres humanos, esposas, madres, trabajadoras, no tuvieran que verse recluidas en un espacio cerrado de aparente calma (el restaurante del anuncio) donde no pasa nada tras la queja. Y que no se mezclaran entre las quejas algunas sentencias en tono frívolo, como si no tuvieran consecuencias negativas.

Aquí tenéis el vídeo en cuestión. Espero vuestros comentarios… que leeré desde Buenos Aires. Supongo que no tardarán en grabar uno de hombres…

Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School. [5]