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¡Misión cumplida!

¡Misión cumplida! Ya hemos llevado la Virgen de la Esperanza al Amazonas. Tras una larga peregrinación en barco (tres barcos con peregrinos) desde el Puerto de la Morena hasta el pueblito de Maracaná y vuelta, la hemos colocado finalmente en la capilla generosamente diseñada por el arquitecto Miguel Fernández de Molina Lovera (mi futuro yerno).

Las dificultades se han ido superando una tras otra: desde la urgencia en acabar la escultura a tiempo y conseguir su financiación, hasta las dificultades para transportarla y pasar la aduana, o la dificultad de las lluvias diarias para acabar la capilla a tiempo… (estuvieron toda la noche trabajando para poderla inaugurar con la llegada de la Virgen). Otra más fue que el motor del barco que la llevaba en peregrinación dejara de funcionar, siendo remolcado por otro barco cuyo dueño es pastor evangélico.

El lugar donde ha quedado colocada la Virgen (que se trasladó, como veréis en el vídeo, en una enorme caja de madera y convenientemente protegida, en total, 220 kilos) se encuentra a hora y cuarto de Balbina, pueblo fundado hace 35 años alrededor de la construcción de la presa que lleva su nombre, y a tres horas de otra población mayor, llamada Presidente Figueiredo.

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Nuestra Señora de la Esperanza, escultura realizada por Diana G. Roy Fotografía: Gabriel Solera Brasil, 27 de Abril de 2016. Conmemoración del aniversario de Maruja Moragas.

Los temidos mosquitos no fueron en ningún momento un problema. Ya nos advirtieron de que no lleváramos repelentes de Europa porque «los mosquitos amazónicos se ríen de ellos». Los sprays que nos proporcionaron tenían un componente especial: icaridina. ¡Ese es el secreto! Utilizado constantemente «como perfume» en cuello, cara, brazos y piernas, nos permitió salir ilesos de la batalla diaria con esos bichos, tan diminutos como agresivos en su búsqueda de alimento.

La capilla se encuentra en una colina sobre el río Uatumá, que significa «Mujer bonita», y es un lugar de paso de las barcas y canoas de los nativos que transitan por el río.

El 27 de abril, tras la peregrinación fluvial, donde las gentes comentaban la ternura de la Virgen en sus ojos y en sus manos, se colocó la Virgen en la capilla y se bendijo la estatua tras una misa de acción de gracias a la que llegaron también dos autobuses con muchas familias de las comunidades ribereñas. Aquí tenéis algunas fotografías:

Bajo la estatua de la Virgen colocamos una cajita con los nombres de todos los que han ayudado al crowdfunding para que la estatua fuera una realidad (el sacerdote pidió a los lugareños que siempre que fueran a rezarle no olvidaran rezar por todos aquellos que lo han hecho posible y por sus familias).

La misa la celebró el párroco de Presidente Figueiredo, el padre Romualdo, acompañado del ya párroco de Balbina, el padre Israel, mexicano con 20 años de experiencia en Brasil, que acababa de pasar el dengue y aún tenía síntomas de la enfermedad. Gracias a la instalación de la Virgen de la Esperanza en aquella zona del Amazonas, el obispo de Manaos decidió tener en Balbina a un sacerdote durante los próximos 7 años. Hasta ahora la población tenía una iglesia, pero sin sacerdote.

De modo espontáneo, antes de la misa presentaron a cuatro niños para ser bautizados y una pareja que quería casarse. Se hicieron los bautizos y se invitó a la pareja de novios a casarse en otra ocasión con los papeles ya en regla (el próximo 13 de mayo, gran fiesta mariana –Virgen de Fátima–, tendrá lugar otra peregrinación de los jóvenes a la Virgen de la Esperanza).

En su homilía el sacerdote hizo hincapié en que nosotros no adoramos las estatuas, dando ejemplos del Antiguo Testamento y argumentos de por qué nos son útiles para representar a los santos, a la Virgen María o a Jesús. Al día siguiente, se acabó de rematar cuentas con los constructores venidos de Manaos y que habían pasado allí dos meses viviendo en un barracón (como dijo el padre Israel: «aquí hay que aprender a ir a ritmo de canoa»).

Ya había niños que se acercaban a rezar a la Virgen a la salida de la escuela y mayores que hacían sus «pedidos», como dicen por allí. Os dejo aquí un resumen en vídeo del traslado de la estatua, su instalación y la ceremonia:

Con una altísima temperatura y una humedad constante del 80%, hemos podido apreciar la generosidad, la paciencia, la solidaridad y la fe que abunda en esas tierras.

Hace 31 años el papá Juan Pablo II, hablando a los nativos de Iquitos, ponía el Amazonas bajo el manto de la Virgen, invocándola como Reina del Amazonas: «A Ella, a María, Reina de la Selva Amazónica, encomiendo las intenciones y necesidades de los responsables de la fe y pueblo todo de esta extensa área geográfica. Ella os proteja y acompañe. Ella os dé aliento y os haga sentir la gran serenidad y confianza que derivan de la Palabra de Jesús: Id, predicad a todas las gentes, bautizándolas. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20).»

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El Amazonas es el hogar para 33 millones de personas que están bajo amenaza por el cambio climático, la polución ambiental en sus diferentes formas y la deforestación (pérdida de hábitat), entre otros problemas. La industria del cine plasmó el compromiso de la Iglesia con los pueblos indígenas a través de una película muy mediática: La Misión (1986).

En la reunión de obispos en Aparecida en abril 2016, una semana antes de nuestro viaje, el cardenal Claudio Hummes afirmaba: «Es necesario trabajar en la región amazónica y dar a conocer el rostro amazónico de la iglesia» (aquí [16] tenéis el resumen de su discurso en la sesión plenaria).

La plenaria de la conferencia episcopal brasileña estuvo dedicada al papel de los laicos «sal de la tierra y luz del mundo», teniendo en cuenta la difícil situación social del país, debido a una crisis más de índole moral que económica como dijo el diario Vaticano l’Osservatore Romano.

En la corta historia de la Virgen de la Esperanza del Amazonas se han dado varias coincidencias interesantes (¿»diosidades»?).Como muestra un botón: cuando informo del proyecto en un mail al antiguo decano de nuestra escuela asociada en Portugal –el AESE–, me responde que justamente este es el nombre de la talla de la Virgen que trajo Pedro Alvares Cabrales, el descubridor de Brasil, en su carabela. Por eso, la Virgen de la Esperanza es patrona del Brasil. Tras las muchas pegas que pusieron en la aduana con la madera de la caja y los certificados pasaron unos días, y el día en que pudo finalmente entrar, al ver la cara de la estatua y explicarles cuál era la advocación, el de la aduana en el aeropuerto de Manaos exclamó: «¡La Virgen de la Esperanza es la patrona de estas tierras!» Y se hizo un círculo de empleados alrededor de la caja con expresiones como «¡Qué guapa!», «¡Parece brasileña!» o «¡Yo ya le he hecho mi pedido!».

Tras la ceremonia, repartimos más de 200 estampas. Aquí tenéis la oración que compusimos en castellano y en portugués:

Nossa Senhora da Esperança,
Eres minha Mãe!
Ensina-me a amar a Jesus como você sabe.
A agradecer o dom da vida
Fazendo sempre o bem com um sorriso,
A apreciar a beleza,
A viver na Verdade,
E assim, da tua mão,
Superar qualquer adversidade.
Amém.

Virgen de la Esperanza, mi Madre eres,
Enséñame a amar a Jesús como tú le quieres,
Y haciendo siempre el bien con una sonrisa,
A agradecer el don de la vida,
A apreciar la belleza,
A vivir en la verdad,
Y así de tu mano, superar toda adversidad.
Amén.