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Nueva Ley Electoral: ¡A por la elección directa!

Escribo este artículo para llamaros la atención sobre un tema de gran relevancia, que está pasando completamente desapercibido para muchos conciudadanos: el debate sobre la ley electoral de Cataluña.

Y empiezo por invitaros a asistir al acto que hemos organizado el próximo 30 de septiembre en el Ateneu Barcelonès [1] (C/Canuda, 6, Barcelona) a las 19:30 h para animar este debate. Me acompañarán en este acto  Heribert Barrera y Joan Rigol, ex-presidentes del Parlament de Catalunya y miembros del Consejo de Honor de nuestra asociación (Acció per la Democràcia), Josep Lluís Rovira (empresario y vicepresidente de dicha asociación),  Josep Puigbó (periodista),  y Josep Miró i Ardèvol (ex-consejero de la Generalitat). Allí expondremos distintos argumentos y perspectivas complementarias sobre la necesidad de  modificar la ley electoral catalana, introduciendo en ella la elección directa de nuestros diputados.

Como todos conocemos, nuestro sistema político se basa en unos pocos principios fundamentales que aceptamos todos como marco de convivencia y de gestión de la cosa pública (res publica), y que se reflejan en nuestras leyes: la separación de poderes, la democracia representativa, el sufragio universal, etc.

Pues bien, próximamente el Parlament de Catalunya considerará el cambio de la ley electoral, una de las normas fundamentales de nuestro ordenamiento jurídico y político, y que regula la aplicación práctica del principio de la democracia representativa, es decir, quién representa a quién y con qué condicionantes.

Que levante la mano quien estuviera enterado de esta reforma en ciernes. Muy pocos. ¿Y cuantos artículos ha publicado la prensa? Menos. ¿Minutos televisivos? Los imprescindibles para cumplir el trámite de informar de la actualidad política que, por cierto, parece que ya no interesa a casi nadie.

Pero el problema no es solamente que estemos poco o nada informados, ya que esto podría ser también síntoma de alguna omisión por nuestra parte. El problema reside en que, además de lo dicho, asistimos de nuevo a la historia que siempre se repite: los partidos políticos han empezado a discutir entre ellos, sin contar con nadie más –ni siquiera con “sus” diputados- un asunto que se convertirá en una ley para todos los ciudadanos. ¿Y a cuántos de nosotros – electores y contribuyentes -, se ha dirigido un diputado elegido por nuestra provincia para explicarnos esta reforma tan importante? ¿Cuántos de los afiliados a un partido político, el que sea, han recibido una invitación para debatir este tema en el seno del partido? Una vez más sufrimos las consecuencias de  la partitocracia que tantas veces nos ningunea.

La política es muy importante. Su correcto funcionamiento, de acuerdo con los principios fundamentales que todos compartimos, permite que haya normas bien diseñadas que no entorpezcan el desarrollo económico, que la educación y las oportunidades se extiendan a todas las personas sea cual sea su origen o condición, que los problemas de un país se puedan resolver con flexibilidad, etc.

Pero las actuales normativas electorales de Cataluña y de España no están diseñadas desde este punto de vista. Se diseñaron hace 31 años para lograr que la transición a la democracia fuera estable gracias a la formación de partidos políticos poderosos y potentes. Es decir, que se limitó el desarrollo de la democracia representativa en aras de lograr una transición rápida y un nuevo sistema sólido, concediéndose un poder descomunal al aparato de los partidos políticos, y dinamitando la influencia y responsabilidad individual de los diputados, obligados a acatar el signo de cualquier votación -relevante o no tanto- por simple “obediencia de partido”.

Cada votación de nuestros Parlamentos que se resuelve con un gesto de los  jefes de grupo parlamentario y cada debate que no llega a la ciudadanía, son un paso atrás hacia la degradación de nuestro sistema  pseudo-democrático. Por eso, estar desencantado de la política (perdón, léase, de los políticos) o no tener ganas de ir a votar, no es más que una reacción humana de rebeldía y abdicación ante la impotencia de cambiar esta realidad.

¿Y cuál es la alternativa a tan grave situación? Todo pasa por modificar la ley electoral. ES condición sine qua non para vivir en un sistema democrático maduro, conseguir que los diputados del Parlamento sean personas que de verdad representan a otras personas -sus conciudadanos- como sucede en tantos otros países de larga tradición democrática, de tal modo que se les puedan exigir responsabilidades durante la legislatura y después de la misma: si no cumplen con lo prometido y pierden nuestra confianza habrán puesto en serio peligro su reelección.

¿Y qué pasa con el partido? Pues que vuelve al sitio que le corresponde en una democracia desarrollada: se convierte en un instrumento que genera ideas y programas políticos, que apoya a sus candidatos, y que canaliza eficientemente las ganas de participar en política de la población que quiere ser más activa en este ámbito.

No podemos dejar que una nueva ley se vuelva a aprobar sin contar con nosotros. Y menos tratándose de la ley electoral, que si no ataca por fin la raíz del problema, se enquistará para muchos lustros, y seguiremos con una pantomima de democracia que cada vez recuerda más a aquello de “el poder del pueblo, pero sin el pueblo”.

Los partidos y las organizaciones que les son afines están presentando sus propuestas en estos días. Os invito, pues, a entrar en el debate y a proponer alternativas. Yo ya tengo la mía: conseguir  la elección directa de los diputados, es decir, de nuestros representantes en los Parlamentos;  y me he comprometido con ello aceptando la presidencia de la única entidad que la defiende: Acció per la Democràcia.

Desde esta asociación estamos propiciando el diálogo y difundiendo nuestra propuesta.  Nuestro objetivo es sólo uno: lograr el cambio de la ley electoral para permitir que todos tengamos un representante político de nuestro distrito -próximo a nuestra realidad- con el que nos podamos comunicar, y gracias al cual podamos tomar parte en los debates que a todos nos afectan.

Nuestro primer éxito será que los ciudadanos de Cataluña hablen sobre qué ley electoral quieren para ellos y para la siguiente generación. Si quieres participar en el debate, ya sabes qué hacer: asistir al acto que hemos organizado el próximo 30 de septiembre en el Ateneu Barcelonès (C/Canuda, 6, Barcelona) a las 19:30 h o entrar en la web (http://www.accioperlademocracia.org [2]) para seguir estando informado.  See you there!