La tecnología es una herramienta de doble filo. Por un lado, proporciona más autonomía y más control a los trabajadores al facilitar las comunicaciones con la empresa desde diferentes tiempos y lugares. Esto es estupendo y gracias a ello desde hace algún tiempo muchas empresas facilitan el tele-trabajo, con la posibilidad de trabajar desde casa o desde cualquier otro lugar, y muchas empresas flexibilizan también los horarios laborales de entrada y salida, ofreciendo mejores condiciones para conciliar el trabajo con la vida personal y familiar.
Por otro lado, nos hace accesibles en todo momento. Nos permite ser “ubicuos” (estar en varios sitios a la vez) y comprometernos a hacer más de lo que realmente podemos hacer. Las nuevas tecnologías tienen otra parte negativa y es que crean adicción al igual que el trabajo. Un abuso de las mismas nos puede hacer más esclavos que nunca. Debemos, pues, poner límites a la constante sincronización e intromisión del trabajo en la vida familiar y personal.
El pasado 1 y 2 de Julio organizamos la VI conferencia académica internacional “Work and Family”(link) [1]. Este año con el título: “Equilibrio, tecnología y globalización”. [1]
Los estudios presentados concluían que no trazar límites claros entre la vida familiar y profesional acaba por causar insatisfacción en los dos ámbitos. El estudio de la empresa Good Technology con 1000 trabajadores, revelaba que el 52% de los trabajadores miran el email antes de irse a la oficina o después, el 54% lo hacen cuando están enfermos, el 44% consultan el email cuando están de vacaciones, el 56% consideran que estar conectados los hace más productivos. El 68% lo miran antes de las 8 de la mañana, el 50 % en la cama, y el 38% durante la cena. Los trabajadores admiten que la conectividad favorece la conciliación, pero también puede llegar al burn out del usuario y a un impacto negativo en los miembros de la familia. Según la Asociación Americana de Psicología, el 34% de los trabajadores admite que con las nuevas tecnologías es más difícil dejar de pensar en la actividad laboral y un 35 % dice que aumenta su carga de trabajo.
En Francia, han decidido poner medidas a esta permeabilidad y los dos sindicatos han pactado que ingenieros, consultores e informáticos con cargos de responsabilidad, apaguen obligatoriamente los teléfonos y ordenadores que les conectan a la oficina, durante 11 horas al día.(link a la noticia) [2]
La realidad es que en los centros de trabajo cada vez se valora más a las personas que saben poner fronteras, concentrarse cuando toca y desconectar después. Trabajadores muy permeables pueden ser percibidos como poco productivos y con escasa capacidad de concentración. La Prof. Lisa Leslie de la NYU-Stern, presentó uno de sus artículos publicados en el Academy of Management Journal sobre el uso de políticas de flexibilidad y el impacto en la carrera profesional según las creencias propias y de los supervisores.
La profesora Nancy Rothbard de la Universidad de Pensilvania, nos explicó otro de los grandes peligros de las nuevas tecnologías: las redes sociales. El impacto de Facebook, Twitter, y Linkedin, no sólo en la vida persona,l sino también en la vida profesional, es enorme. Nos mostró despidos reales por comentarios desafortunados en Facebook o Twitter, y otras consecuencias por simplemente no aceptar como amigo en Facebook al jefe, especialmente si es hombre. Estas y otras cosas son las que hay que tener en cuenta en este nuevo mundo digital. Y es que el mundo de las redes sociales, hay que ser prudentes y también trazar límites, no solo de tiempo, sino también de contenidos.
Que el trabajo, las nuevas tecnologías y las redes sociales nos acerquen más a nuestra familia y a nuestros amigos, y que no nos alejen de ellos. Dedicar tiempo a los propios hijos es importante y no se puede delegar todo, especialmente su educación, ya que es una responsabilidad principalmente de los padres. Aquí tenéis un interesante video para reflexionar…
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