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Fernando Pereira, «rodrigón» del IESE

Aula Magna del IESE (Barcelona), 27 de junio de 2018, 13.00 horas, sesión in memoriam. Se respira el ambiente de las grandes ocasiones, mejor dicho, de las ocasiones familiares, de casa. Están todos, desde el Dean Franz Heukamp -que nos ha convocado «para celebrar el legado de Fernando«- hasta las asistentes de profesores o los empleados de GeO jubilados. Hay cuatro personas en el escenario para hablar de Fernando Pereira, profesor y antiguo Director General del IESE, fallecido hace pocos meses. Al final del post encontraréis un vídeo de la sesión completa.

El profesor Luis Palencia modera la sesión e introduce al primer ponente, el profesor Carlos Cavallé, quien también fue decano/director general del IESE.

De Fernando como director, destaca  la cualidad de saber escuchar, preguntar, volver a escuchar, y así sucesivamente… cosa que ilustra con divertidas anécdotas relativas a la creación del IESE Madrid, un proceso que duró algunos años hasta que salió adelante con la primera promoción del PADE (1974-75 y 46 alumnos de alto nivel).

Otra característica es la humildad y el sentido del humor de saber reírse de sí mismo, sin demostrar nunca agresividad hacia el otro, aceptando críticas. Se cuentan más anécdotas divertidas sobre su dominio del inglés, que él estimaba en poco. Aunque no era así, ya que lo había aprendido y luego lo practicó en Harvard. Tanto es así que un profesor de la escuela americana, hablando de Fernando, señalaba que tenía las principales características que el buen Dean debía tener: el sentido común y el buen humor.

Otra cualidad que Carlos ha destacado de Fernando es la de hombre austero, que buscaba reducir los gastos, aunque fuera apagando las luces que encontraba encendidas a su paso, por lo que se le empezó a llamar «el pobre señor Pereira», con cariño y siguiendo su capacidad de reírse de sí mismo.

Además, Fernando quería muchísimo a la gente y también confiaba mucho en las personas con las que trabajaba y convivía, cualidades poco frecuentes en los directivos.

A continuación, la pofesora Mª Jesús Grandes ha tomado la palabra para hablar de Fernando como profesor, confesando que solo podía leer lo que quería decir, para evitar el llanto. «Soy lo que soy gracias a Fernando«, un gran profesor de profesores y un excepcional maestro de maestros. Y ha señalado que la principal enseñanza de Fernando Pereira fue poner a la persona en el centro, hasta de la contabilidad.

«El objetivo fundamental como hombres de empresa es, no simplemente resolver problemas, sino resolverlos de tal forma que nos perfeccionemos nosotros al resolverlos, y resolver de tal modo que los demás se perfeccionen cuando nos ayuden a solucionarlos».

Ya como Director General del IESE, acostumbraba a dar consejos sacados de Don Quijote a Sancho al recibir la Isla de Barataria: «Si acaso doblares la vara de la justicia no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia«, porque sin la amabilidad, la justicia corre el riesgo de convertirse en inhumana. Y hablando de misericordia, he recordado unas palabras del fundador del IESE, san Josemaría, que nos recomendaba «aprended a hacer el bien» y explicaba que la misericordia «no se queda en una escueta actitud de compasión: la misericordia se identifica con la superabundancia de la caridad que, al mismo tiempo, trae consigo la superabundancia de la justicia«.

El profesor Fernando Pereira

Otro consejo cervantino que Fernando solía dar: «no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias (mujeres)«, poniendo de relieve lo importante que es el desarrollo equilibrado y armónico de todas las facetas de la vida. De otro modo, la persona se deshumaniza, se degrada.

 «Cabe preguntarse si no nos estamos preocupando mucho de preparar el porvenir de la humanidad, sin preocuparnos sin embargo lo suficiente de preparar a los hombres para el porvenir, poniéndoles en condiciones de ser ellos mismos quienes se lo forjen. El progreso transforma incesantemente nuestra vida, y ello está bien si los cambios resultantes son asimilados en el marco de unos valores permanentes del espíritu que por sí mismos son invariables. Pero si ello no sucede así, lo que se produce es un irresponsable afán de novedades que acaba por convertirse en un auténtico desconcierto existencial y en un vivir sin bases ni raíces. La serenidad y el rigor de los métodos propios de la ciencia y del estilo mismo de las instituciones como el IESE, son muy apropiados para conjugar apropiadamente el deseable progreso con intereses superiores e invariables

Mª Jesús se ha referido también a su humor y a sus silencios, porque Fernando practicaba lo que decía: «Bienaventurado quien, no teniendo nada que decir, se calla.» Otro mito de Fernando era su lentitud. Se decía: «La lentitud se hizo hombre…y se encarnó en Fernando«. Buscaba el saber para hacerse bueno a sí mismo, y compartirlo con los demás para que ellos también fueran buenos…y felices. Hizo referencia a ese «pesimismo requetepensado que en realidad era un modo de hacer optimistas a los demás». Hombre de escasas y valiosas certezas y múltiples dudas, que le dotaban de extraordinaria apertura al otro. Así era Fernando Pereira. Aquí tenéis el discurso completo [1] de Mª Jesús,  y al final el vídeo de toda la sesión.

Por último, para hablar de Fernando como amigo, ha intervenido -también emocionadísimo- Juan Carlos Vázquez-Dodero, profesor del IESE como los anteriores, con una carta a «nuestro tío Fernando» (que podéis leer aquí [2]), en la que ha ido señalando múltiples aspectos de la amistad de Fernando con él, su mujer y sus hijos. Amistad en un sentido más  profundo, la que explica Aristóteles a Nicómaco al hablarle de philia, principio de todas las virtudes, que busca siempre el bien del otro. «La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”.  Juan Carlos admite que Fernando y Juan Antonio Pérez López le dieron «clases particulares de cómo andar por la vida y querer a todo el mundo«. Al empezar su trabajo en IESE, con 24 años y recién llegado del viaje de novios, Fernando le dijo bromeando que no se peocupara por tantas cosas, porque «esto -el Instituto (hoy IESE)- cerrará en tres meses»… Y confiesa que, un poco desalentado, se refugió en otro profesor de la casa, Pedro Nueno, de su edad,  que con su estilo lacónico habitual, le dijo: «Tú, a remar. Ninguno de los dos sabemos hacerlo todavía, pero nos enseñarán».

Escuchando a mis colegas, me he acordado de la imagen del rodrigón, o tutor que se pone a las plantas para que no se desvíen y crezcan en la dirección apropiada. De ahí el título que doy a este post. 

 

Con otros «rodrigones» del IESE, los profesores eméritos Pepe Ocáriz  y Pere Agell, y Gregorio Azcárate, Director de Programas de Perfeccionamiento (ya jubilado) 

Una sesión histórica, emocionante, que estoy segura de que nos ha animado a todos a seguir remando con el espíritu de personas de la talla de Fernando Pereira. ¡Hasta siempre y gracias!

Aquí os dejo el vídeo de la sesión, pulsando sobre la foto. Disfrutadlo!