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¿Cómo salir de la arrogancia del relativismo?

El relativismo es una teoría filosófica que se ha impuesto en nuestra sociedad, según la cual todo es relativo y subjetivo. No hay nada objetivo ni real. Es como vivir en una habitación llena de espejos… ¿Cómo salir de ella? La profesora Marta López-Jurado [1], «perezlopiana» de pro, planteaba este dilema en la conferencia del women’s lobby de este mes «La integración de los saberes: una vía para salir de la arrogancia del relativismo».
Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación, mediadora Familiar por la Escuela de Terapia Familiar Sistémica y Master en Psicología Clínica, Marta es Profesora en el Departamento de Teoría de la Educación y Pedagogía Social de la UNED. Autora del libro «La decisión correcta» ver link. [2]

La decisión es la protagonista de nuestra vida. Mediante las decisiones las personas se humanizan o se envilecen y eso no depende de las circunstancias, sino del uso de su libertad. En la elección se elige algo, pero lo que siempre resulta elegido es uno mismo. No se trata solo de querer algo para sí,  sino de querer a sí para algo. Yo no soy yo por lo que pienso, sino por lo que decido: «Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma»,  como dice Nelson Mandela. Nuestras decisiones tienen consecuencias que escapan a nuestras decisiones y que dejan huella.

La profesora se sirvió de trozos de la película « La vida es bella » [3] de Roberto Benigni de 1997, para comparar al protagonista de la película, Guido, que intenta hacer lúdica la vida de su hijo en un campo de concentración, con el médico militar que en medio del campo sólo se preocupa por un acertijo, ajeno a la realidad atroz que le envuelve, siguiendo su vision «relativa» de la realidad.

La clave para salir de este relativismo está en la integración de saberes, que no sólo implica mas información o conocimiento, sino más sabiduría basada en una racionalidad bien entendida, es decir, una «racionalidad completa». El «querer racional completo» que lleva al «hacer» y éste lleva a «sentir afecto». La razón está para cuidar los afectos, no para ignorarlos, ni para ser esclavo de ellos. Sin racionalidad no hay virtud moral ni se pueden adquirir competencias. La racionalidad es importantísima para la felicidad. La moralidad lleva a la racionalidad completa, a decisiones prudenciales y a relaciones cooperativas. La pseudo-moralidad lleva a relaciones instrumentales, a relaciones competitivas y al utilitarismo, tal y como se puede ver en la película y, desgraciadamente, cada vez más frecuentemente en nuestra sociedad actual.

Aquí tenéis el video de la sesión de Marta (sin el corte de la película por temas de copyright) y la presentación en powerpoint [4]. ¡Disfrutadlas!

Imagen de previsualización de YouTube [5]

Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones [6] en IESE Business School. [7]