Acabábamos el año con el anuncio de una subida de impuestos, como una medida extraordinaria que adoptaba el nuevo gobierno para hacer frente a un déficit mayor del esperado. Pagar más impuestos no es algo que de entrada apetezca, ¿verdad? Pero una cosa es que no nos guste pagar más impuestos y otra que lo primero que hagamos sea buscar la forma de librarnos de esta subida.
Pues bien, este fin de semana, en la prensa económica se publicaba un artículo en el que se daban pistas sobre “cómo sortear la subida de impuestos”, y en un recuadro de la noticia se incidía en cómo “evitar el castigo fiscal” y “eludir” el impacto de estas medidas. No me ha gustado nada ni el tono ni el lenguaje del artículo, y voy a explicar por qué.
Como hay muchos temas relacionados, habrá que separarlos. Aceptemos que una de las formas que tenemos los ciudadanos de contribuir al bien común es pagando impuestos. Digo “una”, porque hay más. Y eso nos llevaría, por ejemplo, a discutir el trato fiscal que tienen las donaciones y las acciones filantrópicas. Pero eso ahora no toca. No toca tampoco entrar en las razones y responsabilidades de ese “inesperado” déficit, ni en posibles medidas para atajarlo, o si esas u otras medidas son apropiadas o no.
Lo que me interesa ahora poner sobre el tapete es si es justo que, ante una decisión de un gobierno que decide subir impuestos para hacer frente a una situación excepcional, lo que algunos hagan sea buscar la forma de librarse de esta medida. Como siempre, las circunstancias son muy importantes para valorar las acciones en su justa medida; y las circunstancias aquí son que el gobierno necesita generar unos ingresos adicionales y decide que la forma de conseguirlo es subiendo la carga impositiva –durante dos años-, con una mayor incidencia en las rentas más altas.
Como suele pasar, son precisamente quienes tienen más ingresos los que tienen más capacidad, y a quienes les sale más a cuenta, buscar estrategias para pagar menos. Los que sólo tenemos una nómina no tenemos tantas posibilidades, ni nos sale a cuenta perder tiempo en estos esquemas financieros. Así que al final unas medidas que estaban diseñadas para repartir la carga de forma proporcional al poder adquisitivo, como una medida básica de justicia distributiva, pueden convertirse en unas medidas ineficientes –por que no recauden todo lo previsto- o injustas –si lo hacen a costa de gravar a aquellas rentas que no eran las que se contemplaban inicialmente como principales destinatarias de esas medidas.
De acuerdo, la ley lo permite. Pero, ¿estarían cumpliendo con su responsabilidad quienes aprovechándose de la ley evitasen pagar esas subidas de impuestos, que en principio son sólo para los próximos dos años? ¿Es correcto ver esa subida como un “castigo” o debería verse como la obligación de contribuir solidariamente a mejorar una situación crítica que exige medidas extraordinarias?
“Pero, yo no tengo la culpa”, dirá alguno. Y será cierto, seguramente. Pero aquí no estamos hablando de las causas que nos han llevado a estar donde estamos, sino de qué hacemos para salir de esta situación. Y cada uno debemos asumir nuestra responsabilidad, nos guste más o menos.
Los vamos a pagar y bien pagados, a ver si de una vez aprendemos que cuando se regalan por ejemplo, 1.000.000 de bombillas de bajo consumo, alguien tiene que pagarlas, que cada Euro que gasta una CCAA en un tranvia o en una rotonda, hay que pagarlo, y lo pagamos todos, sacándolo literalmente de nuestros bolsillos
Buenas tardes,
Joan, tu reflexión me parece muy interesante.
En mi opinión ante la situación actual esta medida debería verse como una responsabilidad, no como un castigo.
Dicho esto hago 2 consideraciones:
1. Analizar cómo hemos llegado a esta situación seria otro tema. Y si lo analizásemos, tal vez nuestros gobernantes no quedarían muy bien parados.
2. Creo que la realidad es que pagan impuestos los que no les queda más remedio. Está claro que la gente que vive de una nómina no tiene alternativa. Pero el que puede no pagarlos no los paga.
Un saludo.
Cuanta razón, Joan.
Esta mañana precisamente plasmé un par de Twitter mas o menos en este sentido. Decían así:
1- » Quien sea Responsable de forma voluntaria que no sea Irresponsable de forma también voluntaria. O si nó….. al infierno con el….»
2- » Yo me hago responsable de lo mío Pero usted hágase de lo suyo».
Ambos vienen a encajar de alguna manera con esta oportuna reflexión de este post.
Abrazos,