En los Estados Unidos se están promoviendo leyes con una nueva figura de empresa conocida como “Benefit Corporation”.
Para entender el significado de estas medidas hay que recordar que en los Estados Unidos los directivos de las empresas están obligados por ley a que sus decisiones tengan como objetivo el interés de los accionistas, lo cual se identifica, por regla general, con maximizar su valor. Tanto es así que, si algún accionista piensa que los directivos han tomado decisiones guiados por algún otro objetivo, puede llevarlos a los tribunales.
Por tanto, cuando hoy en día hablamos de la necesidad de ampliar las responsabilidades de los directivos y los objetivos de las empresas (cuando se habla de los stakeholders y no sólo de los shareholders), es lógico que en un entorno excesivamente judicializado como el norteamericano, se entienda que debe establecerse un marco legal para dar cabida a este nuevo modelo de empresa.
Las “benefit corporations” reciben así fuerza legal para:
1) Ampliar su objetivo empresarial, y referirlo a un impacto positivo social y mediomabiental, más allá del económico;
2) Tener un deber fiduciario no sólo hacia los accionistas, sino hacia otros grupos de interés;
3) Estar obligadas a presentar un informe anual sobre su desempeño en los aspectos sociales y medioambientales.
Hay ya siete Estados que han aprobado esta legislación (entre ellos California, NewYork y New Jersey) y se están impulsando medidas similares en otros cuatro. Existe también un Certificado «B Corps», para aquellas empresas que quieran certificarse (aunque están obligadas a hacerlo).
Más allá de que sean cuestiones que deban regularse o no por ley, lo interesante del caso es que supone una iniciativa más que trata de romper la imagen tradicional de la empresa como orientada a “obtener beneficios, siempre dentro de la ley y de las costumbres”. Propuestas como esta nos permiten una vez más discutir sobre la necesidad de ampliar nuestro “esquema mental” de qué es una empresa y cuál es su función en la sociedad.