La semana pasada tuvimos en el IESE el Symposium Internacional de Etica de la Empresa, que tiene lugar cada dos años. El tema de este año era «Universal Ethics. Cultural Diversity and Globalization». ¿Existen o no valores universales? En esta página encontraréis un resumen y un video interesante con la opinión de algunos de los participantes.
Que todos somos diferentes es un hecho evidente. No hay que dedicarle demasiado esfuerzo. Que ante una misma situación, personas distintas tomarán distintas decisiones es también algo esperable. Pero de estas evidencias no hay que concluir necesariamente que no hay principios universales. Es una posibilidad, pero no la única.
Quizás lo primero que hay que hacer es distinguir entre niveles. Cuando hablamos de principios o valores universales nos movemos en el nivel de principios, es decir, planteamientos o reglas de conducta generales. Cuando hablamos de decisiones diferentes, nos movemos en el plano de las decisiones individuales.
A veces la gente confunde principios universales con la obligatoriedad de que todos actuemos del mismo modo. Pero eso no es así: un mismo principio puede ponerse en práctica de formas muy distintas. La justicia, por ejemplo, no la vivo igual si se trata de decidir mi comportamiento con mi familia, con mis vecinos, con Hacienda o con la lucha contra la pobreza en el tercer mundo. Cuando se distinguen los planos, se ve que por el hecho de que la gente actúe de forma diferente no significa necesariamente que no compartan un mismo principio.
Por otra parte, a veces los árboles no nos dejan ver el bosque: las diferencias no nos dejan ver las semejanzas. Y si nos paramos a pensar nos daremos cuenta de que muchas veces hay más semejanzas que diferencias. Por eso ante determiandos sucesos la gente tiende a reaccionar de una forma parecida: la indignación ante un abuso de poder, la solidaridad ante el dolor ajeno, la emoción ante una conducta desinteresada en favor de otros,…
Hay también un cierto argumento práctico a favor de los principios universales, que se ve bien en el ámbito empresarial. Ha habido propuestas variadas de «códigos de conducta global». A las empresas les viene bien tener códigos que se apliquen en todas partes. Si hablamos de globalizacion, también es bueno que los principios de conducta sean globales. Es verdad, a veces triunfa aquel razonamiento de «cuando estés en Roma, actúa como actúan los romanos»: adáptate a las prácticas locales (especialmente se aplica cuando hablamos de temas de corrupción). Pero una cosa es que los principios universales se adapten a las costumbres locales (ya hemos dicho antes que un mismo principio se puede vivir en la práctica de maneras distintas) y otra es que un principio sea válido o no en funcion del interés del momento.