El proceso de transformación y cambio, en el cual las empresas se ven inmersas actualmente, está cuestionando fundamentalmente las funciones y contenidos de la tarea directiva. En entornos cada vez más cambiantes y dinámicos como los que nos enfrentamos actualmente, los estilos de dirección y la cultura empresarial han ido cambiando.
En consecuencia, no podemos desarrollar estrategias empresariales para el siglo XXI con organizaciones y estilos de dirección del siglo XX. Cuando estudié el MBA en el IESE hace 45 años, los libros de texto decían que el director general tenía tres tareas fundamentales: planificación, organización y control. Hoy, ninguna de ellas es válida.
La planificación ha muerto. Cuando empecé a trabajar en el Grupo Agrolimen, a principio de los años 70 del siglo pasado, en entornos muy estables, las empresas planificábamos a diez años. Cuando era director de Nestlé, a finales de los 80, planificábamos a 5 años. Hoy día, planificar a 3 años es ciencia ficción. Es cierto que hay que hacer planes a 3 o 5 años, pero hay que revisarlos constantemente.
A finales de 2014 hicimos el presupuesto 2015 y quizás planificamos algunos años más. Las hipótesis con las que hicimos el plan probablemente ya han cambiado (precio del petróleo, cambio euro/dólar, materias primas, tipos de interés, competidores, clientes, etc.). La directora de Google nos decía hace unos días que revisan el presupuesto ¡cada mes!
La organización ha pasado de las estructuras piramidales y jerárquicas típicas del siglo pasado a organizaciones simples, planas, orientadas a resultados. Cuanto menos niveles en el organigrama, mejor; cuanto más cerca esté el primer ejecutivo del mercado, mejor.
El control. Muchos ejecutivos (malos), pasan más tiempo controlando la miseria (no pasarse un euro del presupuesto), que dando rienda suelta a la creatividad de las personas. Todas las personas tienen cosas buenas. El buen directivo sabe encontrar lo bueno de cada persona y potenciarlo al máximo, en beneficio de su desarrollo profesional y de la empresa.
Claro que si un directivo tiene un importante incentivo (bono, stock options) para no pasarse del presupuesto, es humano decidir en función del corto plazo. A veces, sin embargo, por conseguir el incentivo a corto plazo, se llega a cambiar los criterios contables, cosa legal, aunque el auditor ponga una salvedad, pero lo que es peor que, por llegar a conseguir el bono se llegue al fraude y a la corrupción. En los últimos tiempo, desgraciadamente hemos visto muchos ejemplos que han sido causa de crisis empresariales y financieras de gran trascendencia.
Los nuevos tiempos exigen:
- Formular estrategias simples, lejos de una planificación detallada, grandes líneas de lo que se pretende hacer en la empresa. Qué producto o servicio vamos a vender, en qué mercado y área geográfica y con qué ventajas competitivas. Y ser capaces de adaptar constantemente la estrategia a los cambios que se producen en el mercado.
- Estructuras simples, orientadas a resultados. Y los primeros ejecutivos, con su ejemplo, deben ser los que transmiten a toda la organización los valores y la cultura de la empresa. Las empresas con éxito sostenido son las que tienen unos valores muy sólidos compartidos por toda la organización, que conforman una cultura organizativa sólida y estable.
- Las personas como centro de la organización. Identificar dónde está el talento, contratarlo, formarlo, desarrollarlo, planes de carrera. Los directivos excelentes dedican el 30/40% de su tiempo a las personas, al equipo. Dirigir organizaciones es dirigir personas , teniendo en cuenta que éstas son el centro de cualquier actividad humana.
S ou professora do Ensino Superior e aqui , no Brasil , a educação superior está uma lástima!
Só as Universidades com capital estrangeiro é que estão um pouco melhor.
Existe tecnologia mas a velocidade dela nos locais de ensino é infinitamente vagarosa .Então , não se faz tudo concomitantemente.Por isso , gosto de conhecer a educação e o pensamento de outros países.