Investigan en cultura y sociedad: una iniciativa magnánima

Ayer tuve ocasión de asistir en el IESE a la presentación de un nuevo instituto de investigación de la Universidad de Navarra, erigido hace apenas tres años: el Instituto Cultura y Sociedad (ICS). No porque sea la universidad para la que trabajo, sino por su contenido, la verdad es que salí encantado. Ya había tenido noticia de este instituto, pero ayer tuve ocasión de hablar personalmente con varias personas que participan activamente en el mismo. Puede también asistir a la presentación en la que intervinieron tres directores de proyectos, aparte del director general del ICS y el propio rector de la Universidad de Navarra.

Salí encantado por varios razones, que resumo en diez puntos:

• Por la idea de fondo que mueve al ICS: promover la investigación en humanidades y ciencias sociales con ánimo de contribuir a diagnosticar y solucionar grandes problemas de la sociedad.
• Por hacer una aportación positiva a la crisis actual, que muchos diagnostican con acierto como una crisis de valores, pero que apenas hay iniciativas para cambiar. El ICS se presento como ‘inspirando el cambio‘.
•  Por su carácter interdisciplinar, que no muchos centros de investigación son capaces de conseguir. El ICE agrupa profesionales de economía, derecho, filosofía, comunicación, medicina y biología, entre otras especializaciones.
• Por la fuerza y convicción de sus promotores y por la energía con que han iniciado el proyecto. Hoy, con apenas tres años, el ICS cuenta con 41 investigadores internacionales de prestigiosas universidades de varios países, 16 asistentes y doctorandos, 175 colaboradores y un presupuesto anual de 2,5 millones de euros.
• Por la relevancia de los proyectos presentados. Por mi orientación académica me han llamado la atención cuatro de ellos: uno orientado a la erradicación de la pobreza en países en desarrollo, un segundo cuya preocupación es promover una ética universal en base a la ley natural y la racionalidad práctica; el tercero está enfocado a estudiar el papel de las emociones en la formación de culturas, incluidas las empresariales y el último, el papel de la religión en la sociedad civil y su contribución a la convivencia y a la difusión de sólidos valores; un tema tan descuidado como, a mi juicio, necesario. Todo ello sin minusvalorar otros cuatro proyectos que pueden tener gran impacto: educación de la afectividad y sexualidad en los jóvenes, relación mente-cerebro, dignidad del enfermo terminal y cuidados paliativos e influencia social del discurso público.
• Por los criterios de selección de la relevancia. En varias intervenciones se remarcó la guía proporcionada por la perspectiva cristiana, no sólo en coherencia con la identidad de la universidad que ha promovido y acoge al ICS, sino por el convencimiento del gran potencial que encierra el humanismo cristiano.
• Por su internacionalidad, al entablar contactos con académicos de todo el mundo y crear una red internacional de investigadores.
• Por actuar en sentido contrario a la fuga de cerebros. Ellos no solo contribuyen a impedirla sino que atraen talentos entusiasmados por el proyecto y el modo de trabajar. Algunos jóvenes doctores con buen curriculum incluso acuden desde el extranjero con una beca internacional bajo el brazo.
• Por la gestión, extremadamente profesional, de un centro de investigación, incluyendo organización, marketing y levantamiento de fondos de instituciones públicas internacionales, empresas y particulares. Y, lo que es tanto o más importante, la gestión para la captación de brillantes investigadores que se han involucrado en el proyecto.
• Por los resultados buscados, que no sólo incluyen las tradiciones publicaciones en journals, libros y capítulos en obras colectivas, sino sobre todo el impacto social a conseguir, lo cual incluye divulgación de resultados y, en su caso, publicación de material didáctico para la enseñanza.