En el post anterior mostraba el porcentaje de matrimonios católicos en España, sobre el total de matrimonios: 31% en 2014 frente al 71% en 2002. Este dato indica el porcentaje de católicos entre gente joven, pues los que se casan rondan los 30 años de promedio. También es un indicador de la religiosidad de la población en el futuro. Pero NO indica el porcentaje de católicos en toda la población (jóvenes y mayores), como erróneamente el artículo anterior pudiera sugerir.
Un lector (gracias, Xuan Xosé Sánchez Vicente) me sugiere usar el porcentaje de declaraciones del IRPF que marcan con una «X» la casilla para ayudar a la Iglesia Católica. Los datos aparecen en el cuadro de abajo. En la primera columna el porcentaje de declaraciones IRPF a favor de la Iglesia Católica, que nos da una aproximación al porcentaje total de católicos en España. En la segunda columna, el porcentaje de matrimonios católicos sobre total de matrimonios, lo que nos podría indicar el porcentaje de católicos entre los jóvenes. La tercera columna indica la diferencia entre ambos.
El porcentaje de declaraciones de IRPF que marcan la «X» para colaborar con la Iglesia Católica es del 35% y se ha mantenido muy constante desde 2010. Este sería un dato aproximado del número de católicos en España. Incidentalmente, y ya que sale el tema, aportan unos 240-250 millones de euros, cantidad también constante desde 2007. El dato del 35% de declaraciones a favor de la Iglesia Católica está en línea con el 31% de matrimonios católicos.
Por regiones, las más católicas o, en sentido estricto, las de mayor porcentaje de aportación a la Iglesia Católica son: Castilla La Mancha (49%), Extremadura (47%), Murcia (47%) y La Rioja (46%). No son ni las más pobladas ni las más ricas. Pero son bastantes las que rondan el 40%. Las de menor porcentaje de católicos, en torno al 28% son País Vasco, Galicia y Canarias. Muy descolgada en el último puesto aparece Cataluña con un 20%. (hay datos curiosos: por ejemplo, en Galicia son bastantes más los que se casan por la Iglesia que los que marcan la casilla de ayuda a la Iglesia Católica).
Si comparamos las columnas una y dos, podríamos tener un indicador de cuán diferente es el comportamiento religioso de los jóvenes y sus mayores. Donde más diferencia se da es en La Rioja, Cantabria, Baleares y Valencia. En el resto de regiones el porcentaje es similar, pero siempre por debajo el de jóvenes que el de mayores. Puede ser porque la Iglesia está perdiendo a los jóvenes o simplemente porque las personas mayores son más religiosas (en promedio) que los jóvenes y siempre fue así. Es el habitual dicho de que “a la iglesia solo van los viejos”. Pero también puede ser que entre los jóvenes que se casan tiene más peso la inmigración que no es católica.
Por cierto, es curioso que cuando nos referimos a las personas mayores hablamos siempre de tercera edad, personas mayores, seniors, etc. Señal de respeto. Pero cuando hablamos de las personas mayores que van a la iglesia, son “los viejos” que van a la iglesia. El lenguaje denota las posiciones de cada uno.
Para todo el país (España), el porcentaje de católicos declarados en renta y en matrimonio es del mismo orden de magnitud, 35% vs 31%.
Hasta aquí los datos. Fuentes: INE para matrimonios católicos y web de la Conferencia Episcopal para el número de declaraciones IRPF que marcan la X de ayuda a la Iglesia Católica. Y dicho esto, que el lector deduzca lo que pueda.
Los dos post me han entusiasmado. Se me escapa una sonrisa al leerlos. A veces viene bien olvidarse del crecimiento del PIB, correlación petróleo-bolsa o experimentos de política monetaria.
Como el rito por la iglesia suele ser más fastuoso, hubiese afirmado que había más matrimonios religiosos que personas que marcan la X en contribución a la iglesia. Quizá es porque en el matrimonio se casan dos y el IRPF lo declara uno (a veces en nombre de más personas, pero uno).
¿Para cuando un artículo sobre cupos por sexo y discriminación positiva? Seguro que sería polémico pero interesante.
Gracias.
Gracias por la cita, pero, sobre todo, gracias por hacer públicos sus conocimientos y trabajos. Son claros, concisos y precisos y, naturalmente, son de gran utilidad o, mejor, nos ayudan al conocimiento de la realidad.