Algunas empresas transnacionales se las ingenian para pagar menos impuestos a través de estratagemas legales. Una es la alteración de precios en la venta entre filiales de una empresa (precios de transferencia) produciendo menos beneficios en países con mayor carga fiscal. Otra es crear domicilios fiscales en países donde los impuestos son muy bajos aunque su actividad esté fuera de ellos (paraisos fiscales). Entre ellas se citan compañías tecnológicas como Apple, Google, Yahoo, Microsoft, Facebook o Amazon, cuyos activos son fácilmente deslocalizables. Como botón de muestra, en España, Apple y Facebook pagaron juntas 2,6 millones por impuestos en 2011; y en el último año, Apple declaró pérdidas por 11,68 millores de euros por lo que Hacienda le devolvió dinero.
También otras empresas han sido objeto de polémica como la filial de la cadena de establecimientos de café Starbucks en el Reino Unido. Esta última tuvo que hacer frente a iniciativas populares para boicotearla por su escasa contribución a la Hacienda británica. La polémica llegó hasta el Parlamento. Finalmente, Starbucks anunció que “a pesar de que la compañía ha venido cumpliendo todas las leyes fiscales del país, se compromete a pagar un mayor impuesto de sociedades, renunciando a una serie de deducciones que legalmente le corresponderían.”
Ahora el punto de mira está en Apple, número uno de las marcas globales de más valor (ranking BrandZ(TM)) y hasta el verano pasado la compañía cotizada más valiosa del mundo. El subcomité de investigaciones del Senado de los Estados Unidos ha llegado a la conclusión que la propiedad intelectual de Apple está en manos de su filial irlandesa, Apple Operations International (AOI), que no tiene empleados o presencia física en Irlanda y que ha recibido 30.000 millones de dólares en ingresos desde el 2009 sin pagar ningún impuesto sobre la renta a ningún gobierno en los últimos cinco años. Las operaciones irlandesas de Apple le han permitido pagar sólo un 1,9 por ciento en impuestos a los EE. UU. sobre los 36.000 millones de dólares en beneficios registrados en el extranjero en 2012, a pesar de que la fiscalidad media de impuestos sobre ingresos empresariales en los países de la OCDE fue del 24 por ciento el año pasado.
Llamado a declarar ante el citado Subcomité, Tim Cook, consejero delegado de Apple, explicó que AOI “no es más que una entidad creada para proporcionar, de forma eficiente, el manejo de dinero en efectivo de Apple sobre ingresos que ya se han gravado”. Cook aprovechó la comparecencia para quejarse de que el impuesto del 35% sobre beneficios empresariales en los EE.UU. es demasiado elevado. Cook recordó que Apple se ha convertido en el mayor contribuyente empresarial de los EE.UU. y que llegó a pagar en el último año 6.000 millones de dólares. Por otro lado, afirmó que repatriar a EE.UU. el dinero en efectivo sería muy costoso y que lamentablemente “el código de impuestos estadounidense no está al día con la nueva era digital”. En consecuencia, Cook pidió un impuesto “razonable” en los ingresos en divisas que permita el retorno del dinero a los EE.UU.
Carl Levin, co-presidente del Subcomité, replicó que, en efecto, Apple había pagado cerca de 6 mil millones de dólares en impuestos el año pasado, pero la compañía también retrajo 36 mil millones dólares en ingresos fiscales fuera de los EE.UU. en 2012 y de este modo evitó un pago de 9 mil millones de dólares.” Y añadió: “Apple quiere centrarse en los miles de millones en impuestos que ha pagado. Pero el verdadero problema es los miles de millones en impuestos que no ha pagado «.
Es lógico que desde una óptica de maximización de beneficios empresas como Apple busquen minimizar el pago de impuestos. Lo hacen desde una estricta legalidad aprovechando resquicios que ofrece la ley y la falta de armonización fiscal entre países. En la Unión Europea se están dando pasos para estrechar el cerco a los paraísos fiscales y a las estratagemas que utilizan las grandes empresas para no pagar impuestos, por ejemplo, localizándose en Luxemburgo o Austria. En este sentido se está revisando la directiva sobre sociedades matrices y filiales con el propósito de evitar que las grandes multinacionales trasladen sus beneficios a través de las filiales de los diferentes Estados para acogerse a aquellos sistemas fiscales menos gravosos.
Apple busca maximizar beneficios desde la legalidad, en la más estricta observancia del criterio propuesto por Milton Friedman, pero ¿es justo? Ésta es precisamente la objeción de los senadores. Cumplen la letra de la ley pero no el espíritu con que fue escrita, ni con ninguna preocupación por actuar con justicia. Parece justo que los paises que permiten operar a las empresas puedan participar de sus beneficios a través de unos impuestos razonables.
Seguramente que Cook está en lo cierto al afirmar que los impuestos estadounidenses son demasiado elevados y no está al día con la nueva era digital –no hablemos de otros países– pero ellos se aprovechan de la situación. Es verdad que Cook y otros ejecutivos de Apple no lo tienen fácil en la media en que sean evaluados exclusivamente por la maximización de beneficios. Pero, ¿estamos ante un problema insoluble? Creo que no, al menos para mejorar la situación.
- Se pueden arbitrar mecanismos legales y políticos, por ejemplo rebajando impuestos o desincentivando de algún modo prácticas como la de Apple, buscar una mayor armonización fiscal, creando agencias de seguimiento especializadas o incluso elaborando “listas negras” de empresas que, a pesar de todo, pasen sus beneficios a paraísos fiscales.
- La sociedad civil puede reaccionar, al menos en algunos casos, con amenazas y boicots, como ocurrió con Starbucks, que voluntariamente renunció a unos ahorros fiscales de cientos de millones.
- La propia responsabilidad social de la empresa, anticipándose a reacciones negativas de la sociedad civil. Esto se puede explicar a los accionistas, y muchos podrán entenderlo, aunque siempre habrá los que no buscan más que maximizar beneficios a corto plazo. Starbucks, que tiene sentido de responsabilidad social en otros aspectos, no fue tan proactiva en este tema, pero finalmente reaccionó con responsabilidad aunque los motivos pudieran ser no arriesgar beneficios a más largo plazo.
Efectivament, part de la tesis que vull fer té relació amb això. El que fam moltes d’aquestes empreses no és il·legal, potser unethical behavior o just earning management?