Innovación y sostenabilidad: ética y eficiencia

Hace unas semanas Expansión publicó que las ventas de “productos verdes” de Philips representaron el año pasado el 50,6% de sus ingresos totales; la cartera medioambiental de Siemens representó el 43%, mientras que General Electric reportó que el 19% de los ingresos del grupo proceden de energías limpias. Es una buena noticia, especialmente porque hace no tantos años ni existía la noción de “producto verde”.

Turbinas E-126 7,5MW en Estinnes, Bélgica. Autor: Melipal1
Turbinas E-126 7,5MW en Estinnes, Bélgica. Autor: Melipal1

Estos “productos verdes” del sector eléctrico incluyen desde bombillas LED hasta generadores, transformadores eléctricos y distribuidores de energía altamente eficientes en el aprovechamiento energético con la consiguiente disminución en la emisión de CO2 en la generación de energía procedente de carbón y petróleo. Se incluyen además equipos para aprovechamiento de fuentes renovables, como aerogeneradores de parque eólicos y equipos para aprovechamiento de energía solar.

De la chimenea como símbolo de progreso a la sostenibilidad

Quienes estudiamos ingeniería en la década de los 60, se hablaba lógicamente de eficiencia: obtener el trabajo deseado con la menor energía posible. No recuerdo que nadie hablara de preocupación por el medio ambiente. Más aún, viene a mi memoria una frase de algún profesor que decía “las chimeneas son símbolo de progreso”. Me temo que ahora se diría que son símbolo de contaminación.

En la llamada “crisis de la energíade los años setenta se tomó conciencia de que las fuentes de energía disponibles eran escasas y había que evitar el despilfarro de energía. Las consultoras hicieron su agosto diseñando planes de ahorro energético.

En la segunda mitad de los ochenta se acuñó el concepto de sostenibilidad, que subrayaba la preocupación por las futuras generaciones y la necesidad de un desarrollo sostenible que considerara un uso responsable de recursos, evitara la contaminación, minimizara los residuos y fomentase el reciclo.

Finalmente, la idea del calentamiento global ha llevado a valorar la disminución de emisiones de dióxido de carbono y, relacionada con ello, se ha popularizado la idea de huella de carbono en los productos vendidos como elemento cuantitativo unido simbólicamente a la idea de empresa responsable. 

Estos conceptos han fomentado la innovación no sólo para obtener bienes útiles con menor consumo energético sino también al desarrollo nuevas tecnologías menos contaminantes, para aprovechar mejor energías fósiles, hacer más seguras las plantas nucleares o para utilizar recursos no renovables.

 

Muestra de productos verdes. Fuente: Philips.
Muestra de productos verdes. Fuente: Philips.

Ética e innovación «verde»

Desde el punto de vista ético es plausible aprovechar mejor los recursos disponibles, no contaminar y sacar partido de las energías renovables. Vivir con sentido de administrador (stewardship) y no como dominador despótico del medio natural es una exigencia ética, con su dimensión trascendente al descubrir que los medios que tenemos son un don y no somos dueños absolutos de ellos. La preocupación por el bien común lleva también a cuidar el medio natural para que sea más humano y pueda seguir contribuyendo a la vida. Todo ello pensando en la población actual y en la futura.

Puede objetarse que los “productos verdes” son más caros. No siempre es así y, en todo caso, tal afirmación debe ser matizada. Una lavadora puede ser más cara pero ahorrar consumo eléctrico, de modo que economicamente compense. Lo mismo ocurre con las lámparas LED. Por otra parte, la conciencia ecológica va calando y no es tan raro encontrarse con consumidores que pidan tecnologías con menor huella de carbono.

La noticia introductoria es que hay empresas que hacen inversiones en I+D “verde” apostando por un futuro más humano y del que podrán sacar también sus beneficios. Buscan innovar con ética y eficiencia: ¡magnífico! Pero, ¿son todas las empresas así? ¿Cómo se podrían convencer a las que muestran escepticismo? ¿Qué pueden hacer los medios de comunicación y la educación ecológica? ¿Cabría imponer obligaciones legales?