Índices de libertad económica: ¿Son éticamente significativos?

En nuestra cultura, las cifras y el lugar ocupado en un ranking están  muy presentes, y la libertad económica no es una excepción. De hecho, hay varios índices que tratan de clasificar a los países por su libertad económica.

Uno es el Index of Economic Freedom creado por la Heritage Foundation y el Wall Street Journal. Un segundo índice es el Economic Freedom of the World  elaborado por el Fraser Institute, un think tank canadiense, en colaboración con la Economic Freedom Network, un grupo de investigación independiente que agrupa instituciones educativas de casi 90 países. Este último acaba de lanzar el informe 2013, aunque, en realidad, presenta datos de 2011, que incluyen 151 países. De acuerdo con este índice, a nivel mundial, la puntuación promedio de libertad económica aumentó ligeramente a 6,87 sobre 10, en comparación con el 6,74 del año anterior.

Nos preguntamos por la relevancia ética de estos índices, y eso nos lleva, en primer lugar, a considerar el concepto de libertad económica utilizada para construirlos. De acuerdo con la Economic Freedom of the World, las piedras angulares de la libertad económica son los siguientes: la elección personal, el intercambio voluntario, la libertad para competir, y la seguridad de los bienes de propiedad privada. Están muy alineados con la definición de la libertad económica del capitalismo laissez -faire. Más matizada es la definición de libertad económica que subyace en el Index of Economic Freedom: «La libertad económica es el derecho fundamental de todo ser humano de controlar su propio trabajo y propiedad. En una sociedad económicamente libre, los individuos son libres de trabajar, producir, consumir e invertir en todo lo que quieran, el Estado protege y no restringe esa libertad. En sociedades económicamente libres, los gobiernos permiten que el trabajo, el capital y los bienes puedan moverse libremente , y se abstienen de la coacción o restricción de la libertad más allá de la medida necesaria para proteger y mantener la propia libertad.» En ambos casos la libertad económica es pura ausencia de coacción en la actividad empresarial.

• Una primera consideración es que el respeto por la libertad es buena, porque la libertad es una característica esencial del ser humano necesaria para el desarrollo humano. Además, la libertad económica puede contribuir al bien común en la medida que favorezca la creación de riqueza. El citado informe pone de relieve que existe una alta correlación entre los países con una alta libertad económica y aquellos con un PIB per cápita superior a la media. En concreto, se afirma que las naciones en el cuartil superior de libertad económica tuvieron un PIB per cápita de 36.446 dólares USA en 2011, frente a 4.382 para las naciones en el cuartil inferior en este mismo año.
• Pero no todo es de alabar. Una consideración elemental es que la libertad económica es sólo un aspecto de la libertad humana. Algunos países pueden disfrutar de libertad económica, al tiempo que no se respetan suficientemente otros aspectos importantes de la libertad humana. Estos índices no proporcionan ninguna información adicional que nos permita contextualizada la libertad económica con otras libertades.
• Otra objeción es que se puede abusar de la libertad en contra de otros, y ese es un mal uso de la libertad. Estos índices carecen de información sobre abusos o falta de responsabilidad en el ejercicio de la libertad económica. El crecimiento del PIB puede ser compatible con condiciones de trabajo injustas o con una falta de respeto por el medio ambiente.
• Por último, en los índices de libertad económica se toma la falta de regulaciones como un factor positivo de libertad económica. Por el contrario, desde el punto de vista ético, las regulaciones no son necesariamente malas. Son aceptables, e incluso necesarias, si tratan razonablemente de prevenir abusos la libertad. Por supuesto éste no es el caso de regulaciones que limitan la libertad innecesariamente, que por desgracia también se dan.

Mi conclusión es que estos índices de libertad económica deberían ser más críticos y combinar sus datos con más información sobre el uso responsable de la libertad económica.

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