En Occidente, la modernidad presenta la religión –el cristianismo– como un asunto privado, que debe ser excluido de la vida pública. Por extensión, la mayoría de empresas, aun siendo instituciones privadas, suelen considerar también la religión como algo circunscrito a la conciencia de cada persona. Sin embargo, en los últimos años algo está cambiado. Por una parte, se mantiene –creo que acertadamente– la separación de poderes Iglesia-Estado. Se trata de evitar tanto la manipulación de la Iglesia por parte de los políticos, como intromisiones clericales en la gestión política. Pero, por otra parte, se va aceptado la voz moral de la Iglesia en el ámbito social, al tiempo que se reconoce la rica tradición humanista de la Iglesia como fuente de inspiración.
En realidad, el cristianismo, y más en concreto el humanismo cristiano, subyace en la civilización occidental. Como ha demostrado, Rodney Stark, profesor de ciencias sociales en la Baylor University (Texas) y especialista en historia de la religión, la propia Ilustración a la que se asocia la modernidad, viene de un sustrato cultural que fue alimentado en buena medida por el cristianismo. Por su parte, Jürgen Habermas, uno de los más recocidos intelectuales actuales, ha evolucionado desde posturas marxistas en las que veía a la religión como una “realidad alienante” hasta su visión actual en la que reconoce el positivo papel social de la religión y aboga por el diálogo con las tradiciones religiosas.
Desde el punto de vista empresarial hay empresas que se presentan inspiradas por valores cristianos. En el ámbito académico, en los últimos años, se ha iniciado una profundización en lo que puede aportar el humanismo cristiano a la empresa (ver, p.e,, el reciente libro editado por D. Melé and M. Schlag, “Humanism in Economics and Business: Perspectives of the Catholic Social Tradition”, Springer, 2015, dónde se presentan también empresas inspiradas en el humanismo cristiano-católico).
En esta línea se sitúa el 4th International Colloquium on Christian Humanism in Economics and Business que se celebrará en el IESE, Barcelona, los próximos días 20 y 21 de abril, bajo el tema: Ética y espiritualidad cristiana en dirección de empresas. Las comunicaciones recibidas refuerzan la tesis de que el humanismo cristiano es y puede ser fuente de inspiración para la dirección de empresa y para el liderazgo empresarial.
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No hay duda de que los paises más desarrolados son todos democráticos y que todas las democracias del mundo tienen orígenes cristianos (excepto Japón a la que le fue impuesta tras la guerra mundial).
El humanismo cristiano está presente en casi todos los ámbitos de las democracias pero, por desgracia, con demasiada frecuencia, nos encontramos una gran ausencia de valores, sobre todo en el mundo empresarial.
En el sector en el que trabajo, el mundo del alquiler de veleros, nos encontramos demasiado a menudo con empresas con total ausencia de valores que son capaces de cometer auténticas barbaridades por unos pocos euros.
Como bien dices, no se trata de imponer los dictados de la iglesia pero sí su humanismo debería ser una guía para toda empresa.
No recuerdo el no bre del Papa que dijo: «La iglesia propone, no impone». Así sea.