Publicado en Expansión el 20 de noviembre de 2008.
El gobierno argentino ha nacionalizado los fondos de pensiones privados. Estos fondos gestionan unos 23.000 millones de euros, de 9 millones de trabajadores argentinos y reciben aportaciones anuales de unos 2.500 millones al año.
En 1994 el presidente Menem privatizó el sistema de pensiones. Cada trabajador podía elegir entre seguir en el plan de pensiones público o pasarse al sistema privado. Según The Economist, en 2003 el 85% de los trabajadores había elegido el sistema privado. En 2007 el presidente Kirchner ofreció la posibilidad de pasarse al sistema público; sólo un 10% de los trabajadores lo hicieron.
Como es sabido, en el sistema privado, el trabajador ingresa parte de su salario en el fondo de pensiones y este lo invierte en acciones, bonos; etc. Cuando se jubila, el trabajador recibirá su dinero: lo que invirtió más los rendimientos de esa inversión. En el sistema público, las aportaciones del trabajador van a pagar las pensiones de los jubilados. El trabajador no es propietario del dinero aportado. El gobierno decide qué pensión le corresponderá en el futuro.
La presidenta Kirchner aduce que quiere “proteger las pensiones de sus trabajadores, igual que los países del G8 protegen sus bancos”. Ciertamente la rentabilidad de los fondos de pensiones ha sido pobre y las comisiones cobradas han sido altas. Pero conviene añadir que desde el 2001 el gobierno argentino les ha obligado a invertir más del 50% de su cartera en bonos del gobierno argentino, cuya rentabilidad ha sido más que pobre.
Puede haber otras razones que explican más plausiblemente la nacionalización. El gobierno argentino tiene cada vez más dificultades para financiarse. La recaudación de impuestos ha caído dramáticamente debido a la bajada del precio de las materias primas y a que los agricultores se han rebelado ante una subida de impuestos. El gobierno no consigue captar dinero (colocar emisiones de deuda). Como botón de muestra, la deuda argentina cotiza al 30% de interés, 26 puntos porcentuales por encima del bono americano. En el 2009 el gobierno argentino tiene que devolver €14.000 millones de deuda. ¿De dónde puede sacar el dinero? Los fondos de pensiones son una tentación muy próxima.
El resultado es que el dinero, propiedad de los trabajadores argentinos, queda ahora al albur de lo que el gobierno quiera y no de lo que ellos decidan. Además, y no es poco, la confianza en el gobierno argentino se derrumba, como han mostrado los mercados en los últimos días.