Publicado en Expansión el 24 de junio de 2009.
A diferencia de la empresa privada, los gobiernos tienen la manía de gastarse cada año más de lo que ingresan. A esto se le llama déficit público. En la empresa privada se le llama “pérdidas” y si se repiten varios años se acaba echando al equipo directivo.
El déficit público se mide en millardos de euros (1 millardo = mil millones) y también como porcentaje del PIB. En el 2008 el déficit del sector público español fue de unos 40 millardos sobre un PIB de 1.095 millardos, es decir un 3,8% del PIB. Los economistas me tendrían que explicar por qué se mide sobre el PIB en vez de sobre los ingresos. Los ingresos del Estado en el 2008 fueron unos 300 millardos; si el déficit fue de unos 40, eso nos da un 13% de déficit, ¡que ya es!
Hay que aclarar que cuando hablamos del sector público se incluyen todas las administraciones públicas: administración central, comunidades autónomas, corporaciones locales y seguridad social, lo que complica (y mucho) el análisis de por qué nos gastamos tanto.
Sin embargo es de justicia decir que en los últimos 10 años, de 1996 a 2007 y justo antes de la crisis, el gobierno español lo ha hecho muy bien. El déficit público anual en este periodo fue un 0,9% del PIB, lo que se compara positivamente con nuestros vecinos: Italia (3,1%), Alemania (1,5%), Francia (2,8%), y Gran Bretaña (1,6%). Además, durante estos años todos nuestros vecinos tuvieron déficit año tras año, mientras que España ha ido mejorando. El déficit público español alcanzó su máximo en 1993 (año de crisis) con un 7% del PIB. Desde entonces ha ido bajando paulatinamente, hasta alcanzar superávit presupuestario en los años 2005 a 2007, cosa que ningún otro país de nuestro entorno ha conseguido. La Unión Europea establece un límite máximo de déficit público en el 3% del PIB, límite que España ha cumplido sobradamente.
El problema es que esa trayectoria tan positiva se ha truncado de manera súbita y con fuerza. En el 2007 hubo superávit de 20 millardos y en el 2008 déficit de 40 millardos, es decir 60 millardos consumidos en un solo año. Y para el 2009 todo indica que el déficit puede llegar al 10% del PIB o unos 110 millardos. De hecho con los gastos ya comprometidos por el gobierno en subsidios de desempleo, más ayudas a los ayuntamientos y autonomías, más la disminución de ingresos que estamos teniendo, ya casi se alcanza esa cifra.
Eduardo Martínez Abascal es Profesor Ordinario del IESE en el área de Dirección Financiera.