Publicado en Expansión el 21 de abril de 2010.
Haití es uno de los países más pobres del planeta: con una renta per capita de 1.300$, ocupa el lugar 157 de 180 analizados por el FMI. Lamentablemente hay muchos países así… basta darse un paseo por África. Por comparación, España ocupa el lugar 28 con 30.000$ por cabeza y año.
La ONU quiere obtener 2.900 millones de euros en ayudas para la reconstrucción de Haití. El Gobierno español ha comprometido 346 millones, el doble que Francia (que tiene mayor responsabilidad en el tema por ser el país colonizador). Tiene tela nuestro quijotismo! Quizá no es la decisión más prudente en el momento actual.
En mi modesta opinión lo que hay que hacer en Haití, como en tantos países con pobreza crónica (que sufre la población) y mal descolonizados, es construir, no reconstruir. Es probable que asistamos al mismo fenómeno de siempre: catástrofe, opinión pública conmocionada, ayudas importantes de los gobiernos occidentales que sirven para hacer cuatro obras públicas y al cabo de años todo sigue igual, con la misma miseria sufrida por la población.
La ventaja de Haití es que es pequeño y sí se puede acometer un plan que en unos años, realmente transforme el país… lo construya en vez de reconstruir.
Si realmente se quiere desarraigar la pobreza lo primero que habría que hacer es asegurar el estado de derecho. Mandar jueces y policías y formar a los del lugar. Esta es la condición sine qua non para que se respeten los derechos humanos y se fomente la riqueza. Ninguna empresa funciona si no hay seguridad jurídica.
En segundo lugar habría que subcontratar la administración pública, mientras se forma a gente del lugar en número y calidad suficiente. En tercer lugar desarrollar un sistema de educación para todos, especialmente los jóvenes.
Por último la ayuda económica. La ayuda económica mejor es facilitar que las empresas se instalen allí, creen empleo, den formación y alimenten el ciclo virtuoso de la prosperidad. Las ayudas al gobierno para un programa u otro (sanidad, vivienda, educación, etc) está demostrado que no funcionan y acaban en las manos de unos pocos.
Quizá esto sea visto como paternalismo, neocolonialismo o lo que sea. Creo que no. Es responsabilidad de la ONU (o de la comunidad internacional) ayudar a un país pobre. Es como ayudar a un niño; si los padres han demostrado incapacidad manifiesta y continuada para cuidar al niño, éste debe ser sustraído de la custodia paterna. Pues lo mismo ocurre con un país cuando su gobierno lleva años sin garantizar los mínimos a su población.