Publicado en Expansión el 15 de junio de 2010.
La semana pasada comentaba que casi nada sucede que no haya ocurrido antes. Y esto es de especial aplicación en economía ya que la economía se mueve por ciclos. Nos olvidamos de los excesos que en su día cometimos y volvemos a caer en los mismos errores, que generan las mismas crisis. Y si los errores son mayores, las crisis consecuentes son más graves. Continúo comentando algunos de los problemas actuales y su paralelo en la crisis del 93.
Deuda pública. Llegará este año al 65% del PIB (en el 2007 era del 36%). Enorme incremento. Pero … “nada nuevo bajo el sol”. Del 92 al 96 la deuda pública pasó de un 46% del PIB a un 67%. En años siguientes se fue reduciendo hasta llegar al 46% en 2004, la menor deuda pública de toda Europa. Para dar todos los datos, la situación ahora es peor, pues el incremento de deuda pública se ha producido en tres años, en vez de cuatro, como ocurriera en el 93. Y también, en la crisis del 93 se produjo cambio de gobierno en el 96 y es a partir de ahí que disminuyó la deuda.
Déficit público. Es motivo de enorme preocupación en estas semanas. Y lo entiendo. Ha alcanzado el 11% del PIB en 2009, mientras que en el 2007 teníamos superávit. Un incremento de déficit desmesurado y muy rápido. Y ¿Qué ocurrió en el 93-95? Durante esos tres años tuvimos un déficit público en torno al 7% del PIB. Pero a partir del 2006 disminuyó radicalmente y en sólo tres años (en el 99) el déficit ya estaba en el 1% del PIB. Claro que en ese periodo hubo cambio de gobierno y recuperación económica.
Paro. Preocupa una enormidad. Ha llegado ya casi al 20% de la población activa y 5 millones de personas. Pero ese mismo porcentaje se alcanzó en el 95 con 3,7 millones de parados. Y en el 97 el número de parados se había reducido a 1,3 millones.
La crisis actual es muy fuerte y asusta mucho. Pero en parte ya experimentamos esa crisis en el 93. Nada nuevo bajo el sol. Lo que ocurre, ya ocurrió… y se puede solucionar, si nos ponemos a trabajar y a hacer las cosas de manera sensata. Un problema importante es que buena parte de los políticos y directivos de empresa no vivieron aquella crisis. Esperemos, que como en la crisis del 93-95, la clase política sepa estar también a la altura. Porque sino, será difícil salir adelante con la velocidad adecuada.