Artículo publicado en Expansión el 4 de mayo de 2011.
Saber inglés no es requisito imprescindible… para gobernar nuestro país. Para cualquier otra profesión, sí lo es. Para hacer de camarero en la Costa Brava / Costa de Sol y ganar 800 euros, sí lo es.
A nivel empresarial y también a nivel de países, consigues cosas en función de las relaciones personales que tienes. Y para establecer una buena relación de afinidad personal hay que hablar un idioma común. Hoy en día, es el inglés. En las reuniones internacionales, los tiempos muertos entre reunión, las comidas, etc. son claves para establecer esa relación. Pero ¿para qué te sirve la comida si no puedes hablar con el de al lado? Vaya, no voy a insistir: ¿contrataría usted un director de exportación que no supiera inglés? Pues bien, el Presidente de un país, está vendiendo su país fuera continuamente. ¿Y cómo lo va a hacer si no sabe inglés? ¿Qué credibilidad puede tener?
Entiendo que la gente de mi generación (de 50 para arriba) no supiera inglés. No lo estudiamos en el bachillerato. Pero luego nos hemos espabilado y nos hemos esforzado para aprenderlo. ¿Por qué los “presidentes” y “candidatos a” no se esfuerzan de igual modo como hacemos todos?
Y esto nos lleva a otro tema más de fondo. La escasa o nula preparación que se pide para gobernar, sea cual sea el cargo, desde Presidente de Gobierno a Ministro, Director General, etc. No hace falta buen curriculum. Basta estar en el partido y ser hombre de confianza para ocupar la cartera de Fomento, Sanidad, etc., etc. y puedes pasar de una a otra sin problemas. El partido te ha investido de esa “visión política” que te capacita para decidir sobre todo, aunque nunca hayas trabajado en ello. Personas que no han manejado presupuesto alguno pasan a decidir sobre miles de millones… de nuestro dinero.
Para cualquier puesto de importancia se pide haber acabado una carrera de grado superior. Y no es suficiente. Tienes que tener además un expediente brillante. Ese es el caso por ejemplo en Inglaterra (véase el cv del Primer Ministro y Ministros del gobierno británico). En España no hace falta. En Francia se pide un conocimiento profundo de la administración pública. Los altos cargos han estudiado en “Grandes Ecoles”. Aquí no.
La crisis nos está forzando a trabajar más y mejor para mantener los puestos de trabajo. Más preparación, más dedicación. Sería deseable que nuestros gobernantes tomaran el mismo camino de esfuerzo personal y de preparación para gobernar.