Cuando empezó la crisis financiera, en agosto 2007, el Banco de España fue reconocido como uno de los reguladores bancarios más prestigiosos. Varios hechos le avalaban frente a otros reguladores bancarios:
a) la información tan detallada que posee de todos los créditos concedidos por la banca
b) su prudente sistema de provisiones obligatorias para todos los bancos
c) la autoridad que el BE y su gobernador han tenido siempre sobre toda la banca.
En el pasado (1982,1993) ya tuvimos importantes crisis bancarias similares en sus síntomas a la actual (morosidad, crédito inmobiliario, muchísimas entidades pequeñas, etc.). El Banco de España supo resolverlas con rapidez y eficacia. No hubo ruido. Recordemos que en el 93 tuvo que ser intervenido el segundo banco de España el Banesto. Casi la mitad de las entidades bancarias desapareció. Y no pasó nada ni se hizo ruido.
Creo que el BE con su prudente y cercana regulación ha contribuido también al auge de la banca española en todo el mundo. En España tenemos muy buen sistema bancario. Prueba clara es que un pequeño banco español en los 90 se ha convertido en uno de los grandes del mundo y otro grande en España ahora lo es también en el mundo.
Hasta aquí el good news. El bad news, en mi opinión, es que en esta crisis el BE no ha sabido o no ha podido (que en este caso es lo mismo) resolver el problema de forma rápida, eficiente y sin ruido.
No hubiera sido mucho problema identificar las entidades (casi todas cajas y no muy grandes comparado con todo el sistema bancario español) y venderlas entre las entidades grandes y sanas. Esto se pudo y debió hacer en el 2007 o 2008 a más tardar. Pero el poder político autonómico se opuso y el BE no supo tener la autoridad para imponerse ni ante los políticos ni ante los grandes bancos.
Con el tiempo se ha hecho (o se está haciendo) lo que se pudo hacer en el 2008, pero a mucho mayor coste y con una grandísimas incertidumbre que ya dura muchos años. Actuar tarde siempre es más costoso y doloroso.