Artículo publicado en La Vanguardia el 24 de julio de 2012.
Los grandes cambios sólo se producen en momentos de crisis. Sólo entonces somos conscientes de que no podemos seguir haciendo las cosas igual. Por ello la crisis actual es una ocasión única para el cambio.
El cambio sólo puede ir en una dirección: el hacer de Europa un verdadero país, con todas las herramientas de un Estado y en el que todos nos sintamos en casa y ninguno se sienta extranjero.
El primer cambio y el más difícil debe ser en el sistema de gobierno. En la actualidad Europa tiene, por así decirlo, 3 gobiernos: el Consejo Europeo, formado por los primeros ministros de cada país, es el que de hecho manda, aunque de derecho no aprueba leyes; el Consejo de la UE, formado por los ministros del ramo de cada país, es el que aprueba las leyes y, la Comisión Europea, formado por 27 comisarios, que no representan a su país sino a toda Europa. Es el que propone las leyes y se encarga de su ejecución.
En los Consejos decisorios cada ministro o primer ministro representa a su país e intenta sacar lo máximo para su pueblo. Además está mediatizado por las consecuencias políticas de sus decisiones en su propio país. En otras palabras, irá pensando si lo que lo allí se decide le va a quitar o dar votos. No va en representación de Europa, buscando lo mejor para Europa, sino en representación de su país. El resultado es que nadie se preocupa por el bien del conjunto y así es difícil construir Europa. Solamente la Comisión Europea tiene en la cabeza el conjunto, pero ésta no tiene poder decisión pues no aprueba las leyes.
Por tanto, si realmente queremos construir Europa, no hay más remedio que formar un gobierno de verdad, que mande y nos represente a todos. Es un paso difícil, en primer lugar porque para los políticos locales supone una merma de poder. Para la población supone de algún modo renunciar a particularismos propios, – en algo hay que ceder si quieres ganar- y eso siempre cuesta. Pero honestamente creo que no hay más remedio y esto iría en bien de todos, sobre todo de nuestros hijos y nietos.
Hay otra alternativa, que es recuperar la soberanía política y económica de cada país y olvidarse de Europa para siempre. Es una alternativa, cierto, pero que nos llevaría a más pobreza a largo plazo. La historia así lo ha demostrado y lo sigue demostrando: cada vez que un país se encierra en sí mismo se empobrece económica y culturalmente, además de arriesgarse a enfrentamientos con los vecinos.
Gracias por resumirlo tan claramente.
Evidentemente el problema es ponerle el cascabel al gato. El día que tengamos un líder político que esté a la altura, entonces podremos dar un verdadero paso hacia delante.
Es una pena que cada día nos fijemos más en lo local y en lo pequeño y no sepamos hacer un pequeño sacrificio para construir un futuro mejor para nuestros hijos!
Totalmente de acuerdo.
Pero en resumen esto es lo que sucede en cada reunión de personas que conozco…… cada tema que se pone encima de la mesa, es analizado en la balanza de perjuicios y beneficios personales, y siempre es esta la que prima, tanto en la empresa privada como en la publica.
La unica diferencia, es que si en la privada hay un responsable con capacidad de mando, se impone, y te aguantas….. en el resto es imposible.
Por tanto, aun estando totalmente de acuerdo con su planteamiento, tienen que pasar algunso años trabajando en este sentido para lograr un minimo impulso, eso si, cuando este se logre se habrá conseguido un gigantesco cambio….. probablemente a nivel mundial…..
De su articulo se deduce ademas de una manera bastante clara que hay un exceso de burocracia con gran paralisis representada en los tres organos que menciona: Consejo Europeo, Consejo de la UE y Comision Europea. Hay que formar un gobierno de verdad y que funcione a un ritmo «logico».
Las Administraciones Públicas, por regla general, tienden a la tediosidad, duplicidad, ineficiencia e ineficacia, y cada vez más irresponsabilidad. Entender todas sus cualidades es tan fácil cómo observar como seleccionan al personal. Puedo asegurarle que es el panorama más desértico que puede encontrarse en el ámbito laboral. Si añadimos el amiguismo, familiarismo, y otros ismos que mejor no mencionar, ya rematamos la pobre descripción de la jungla de las administraciones públicas. Afirmo que lo sorprendente sería que funcionasen.