Recientemente se ha armado en Dinamarca un revuelo que parece un contrasentido a raíz de que su primer ministro Rasmussen ha volado con su familia en Ryanair a Málaga para unas cortas vacaciones. El motivo, que los sindicatos del país tienen un contencioso con esta compañía aérea porque estiman que maltratan a sus trabajadores y les pagan salarios demasiado bajos para el estándar danés, hasta el punto de que los empleados de algunos entes públicos tienen prohibido usar sus vuelos por esas razones. Un contencioso similar con MacDonald’s acabó con un acuerdo por el cual los empleados daneses de esa empresa son los mejor pagados del mundo… y sus hamburguesas las más caras.
La situación es interesante porque en ella confluyen una serie de ideas relevantes de lo que podríamos llamar el «modelo competitivo ‘capitalista’ «. De un lado, el «modelo de negocio» de una empresa que en principio se supone de libre elección… –allá ella si con él es capaz de servir a unos clientes que consideran que les da servicio y están dispuestos a pagar lo suficiente para que le salgan las cuentas, rezaría un razonamiento estrictamente económico.
Todos sabemos que Ryanair es la inventora del low cost, y quienes han volado con ella tienen evidencia de primera mano de qué significa low service; solo llevarte de un sitio a otro de la manera más barata posible. Nadie te obliga a viajar con ellos…
Pero el caso incide no tanto en el low service y si convence a sus clientes, como si la manera de conseguir el low cost es de recibo para sus empleados. «Nadie les fuerza a trabajar ahí, así que allá ellos», dirá el punto de vista estrictamente económico. Pero no es tan sencillo; los sindicatos involucrados no opinan lo mismo… Quizá a los empleados, después de todo, sí estén forzados por las circunstancias que sea, Ryanair se aprovecha apurándolas para apretarles, y ellos no están dispuestos a aceptar eso por principio.
No basta con un «modelo de negocio» que convenza si para conseguirlo es preciso pagar mal a los empleados y negarles por ejemplo formación y un entorno en el que puedan desarrollarse como personas.
Lógico, si las condiciones de trabajo son extremas hasta este punto. Porque, y esto es cierto en Dinamarca o donde sea, no basta con un «modelo de negocio» que convenza (o engatuse, lo cual sería peor) a algunos clientes y genere beneficios (y sabemos que eso es todo lo que se acostumbra a comprobar) si para conseguirlo es preciso pagar mal a los empleados y negarles por ejemplo formación y un entorno en el que puedan desarrollarse como personas. Así es fácil hacer «negocios», apretando al débil hasta extremos que acaben siendo inhumanos… ¡negocios así no se merecen el nombre!
Finalmente, en cuanto al señor Rasmussen: en un entorno como el suyo, donde partes importantes de la sociedad han tomado posiciones respecto a Ryanair en los temas anteriores, al primer ministro le corresponde no solo una sensibilidad más afinada, sino haber estudiado el problema y tener un claro y público posicionamiento al respecto, sin dar pie al aprovechamiento apuntado antes sobre todo cuando no lo hace en el plano particular pero sí, se supone, en el público. Una hipocresía así puede castigarle merecidamente en las urnas, donde después de todo no parece tener buenas perspectivas…
Aguda reflexión sobre la libertad real o su apariencia, dilema perfecto; ¿puede escogerse libremente?¿hay alternativa?¿es posible ponerla en práctica? El Sr. Rasmussen en su decisión, pretendía proyectar una imagen, pero caía en la proyección de otra ¿supo calcularlo?¿cuál de las 2 le convenía más?. En el ajedrez de las interpretaciones, ha sido esclavo de una proyección que parece alejada de la convicción y defensa de modelos sociales ampliamente aceptados en su pais.
La verdad es que por una parte creo que nadie se debería meter con el ministro y con como hace sus viajes pero por otro lado también pienso que un gobernante debe dar ejemplo por lo que no es de recibo que viaje con una aerolínea que trata tan mal a sus empleados.
Últimamente han hecho bastante huelgas las cuales espero que poco a poco logren que se igualen sus condiciones laborales a los trabajadores de otras aerolíneas.
Un saludo
El dia que traten bien a sus empeados y a sus clientes, dejarán de ser low-cost…