Publicado en Expansión el 04 de febrero de 2009.
Gastamos mucho tiempo persiguiendo que las cosas se hagan. Es agotador. A veces los jefes no hacen otra cosa que perseguir. Las organizaciones grandes están llenas de niveles de supervisión, que persiguen a los de abajo y éstos a su vez a los de más abajo. Es lo de “mucho jefe para poco indio”. Quizá sería más eficiente poner objetivos, revisarlos con no mucha frecuencia y eso sí, si no se cumplen, tomar medidas drásticas. Alguno podrá objetar, “es que si no persigues a la gente, la gente no se mueve”. Pues si es así, habrá que ver la razón. Pero de esto intentaré hablar otra semana.
También ocurre que hay que perseguir a clientes, proveedores, etc. Gastamos tanto tiempo que no tenemos tiempo para hacer nuestro trabajo, incurrimos en retrasos y también nos persiguen a nosotros. Es un círculo vicioso en el que todos gastamos enorme tiempo y de forma totalmente inútil.
Con frecuencia tenemos unos procesos de decisión lentísimos e ineficientes. En organizaciones grandes, para comprar un lápiz tienes que pasar siete filtros de control de gasto para que te aprueben la propuesta. Eso es así porque quizá alguien en el pasado gastó más de la cuenta y se puso un control para evitar ese gasto. Pero el resultado es que para evitar un gasto de 10, se establece un control que obliga a 20 personas a pasar por el aro, con un coste de tiempo de 100. Solución, revisar los procesos de decisión para que sean más fluidos, sabiendo que habrá errores (costes), pero tolerables.
En cualquier empresa para decidir algo tienes que contar con otros departamentos que son proveedores internos o que tienen que dar su visto bueno. Como cada departamento quiere proteger su parcela de poder, hace pasar por el aro a todo el mundo. Resultado: negociaciones, llamadas, e-mails infinitos hasta convencerlos. Más tiempo gastado.
Me contaba un amigo que en su multinacional dedica un tercio de su tiempo a planificar y explicar a la dirección lo que va a hacer, un tercio a hacerlo y un tercio a explicar lo que ha hecho. Quizá exagera mi amigo, pero algo hay de ello. Mucho tiempo gastado en planificar, reportar y poco en hacer.
Por último, copio una explicación que me sugiere un lector. “Tengo compañeros que salen tarde de la oficina porque no les apetece llegar a casa a la hora de bañar a los niños”. ¿Hay mejor modo de pasar el tiempo? Puedo asegurar que cuando lo haces varias veces se convierte, como por arte de magia, en el mejor rato del día.”