Para entender la crisis (2): el Consumo

Publicado en Expansión el 13 de mayo de 2009.

El consumo de los hogares es el principal componente del PIB. Representa un 57%, en concreto 625 mil millones de euros, sobre un PIB de 1.095 miles de millones de euros.

Históricamente, y en casi todos los países, el Consumo es un variable muy estable, que sube y baja poco … o bajaba poco, hasta ahora. En España y desde el año 95 ha subido en torno al 4% anual en años buenos y en torno al 2% en años peores (datos corregidos por inflación). En el último trimestre del 2008 el Consumo bajó un 2%, la mayor caída en los últimos 14 años (la serie histórica del INE no incluye el año 93 y 94 que fue la última crisis importante que tuvimos en España).

El consumo depende básicamente de dos factores: del dinero que ganamos (“nivel de renta”) y de las ganas de consumir (“propensión al consumo”). Esto matemáticamente es C = b x Y. Algunos mencionan también el nivel de riqueza, pero esto no está muy probado, y menos en Europa.

Históricamente los hábitos de consumo (la afición a consumir) han sido bastante estables, ente otras cosas por que de un año a otro necesitamos más o menos lo mismo… y sólo un poco más (si nos va bien). Por ello, los economistas siempre han pensado que el consumo depende básicamente del nivel de renta y éste a su vez depende del número de parados. Cuanto más paro, menos gente cobra salario y menos se consume. Si el paro crece hasta el 17%, como ocurre ahora en España, es lógico que el consumo se resienta.

Sin embargo, y en mi modesta opinión, creo que la bajada actual del consumo, no se explica sólo por la subida del paro, sino y sobre todo porque han disminuido drásticamente las ganas de consumir. El problema es que los afortunados que tenemos empleo consumimos mucho menos. Se ha disparado la sensación de incertidumbre y la prudencia nos lleva ahorrar por lo que pueda pasar en el futuro. Esta sensación de incertidumbre se da también en personas cuyo empleo no peligra, pero que aun así, han reducido su nivel de consumo (van a restaurantes más baratos, o van menos, miran más el gasto, etc).

Esta sensación, como todas las sensaciones, tiene un componente sicológico y de “opinión pública” importante. Por ello para que se recupere el consumo será necesario que empiecen a aparecer noticias positivas y creíbles para que se recupere la confianza del consumidor y con ella el consumo.

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