Publicado en Expansión el 27 de enero de 2010.
Es muy frecuente en nuestro país oír la expresión: “El Estado debería ayudar, subvencionar, etc”. Ante cualquier problema, el Estado debe dar unos euritos al supuestamente necesitado. El necesitado puede ser una empresa (por ej. TVE), un sector económico (cine, carbón, etc), un colectivo, etc. Esta convicción procede del error de pensar que el Estado es un ente hiper rico, con cantidad de dinero, que debe usar en beneficio de cualquier supuestamente necesitado.
Pues bien, esto no es así en absoluto. El dinero del Estado procede en su mayor parte del bolsillo de cada uno de sus ciudadanos. Algunas cifras al respecto. El presupuesto del Estado 2009 son unos 380 millardos (miles de millones de euros). Los impuestos que salen del bolsillo del español promedio son: IRPF (77), cotizaciones seguridad social (112), cotizaciones organismos autónomos (27), IVA e impuestos especiales (77). En total, los trabajadores pagamos casi 300 millardos en impuestos. Es decir, casi un 80% del presupuesto del Estado lo paga el trabajador promedio del país. No lo pagan las empresas ricas, ni los individuos hiper forrados…
¿Y cuán pudiente es el ciudadano promedio español como para permitirse la largueza de las subvenciones? Según el INE, y en números gordos, el coste promedio de un trabajador es de unos 2.350€/mes (por 12 pagas). De ellos, unos 680€ van a la Seguridad Social y otros 260€ al IRPF. El trabajador recibe limpios, 1.400€/mes. Ojo, este es el promedio, pero el 50% de los trabajadores españoles cobra limpios, menos de 1.200€/mes. Además gasta en IVA e impuestos especiales otros 200€/mes. La conclusión es clara: el español promedio no se forra… en absoluto, se lleva al bolsillo, limpios, 1.200€ al mes. El español promedio es un trabajador, no un alto ejecutivo. Y además ha aportado al Estado, la friolera de 1.140€/mes.
Si esto es así (y lo es), habría que pensar muy, muy mucho cómo gastamos el dinero del Estado que nos ha dado ese trabajador. ¿Tiene sentido que una persona que gana 1.200€ al mes, subvencione a un productor de cine? ¿O a un minero de Hunosa que gana el doble?, ¿O a los trabajadores de TVE que también ganan más que él?… y la lista podría seguir, pues son muchas las subvenciones y ayudas.
Creo que el Gobierno (en todos sus formatos, estatal, autonómico, etc) debería tener en mente, antes de decidir un gasto, que ese gasto sale del bolsillo de una persona que gana 1.200€ al mes. Quizá esta consideración ayudaría al Gobierno a ser más eficiente y prudente en sus gastos.