Publicado en Expansión el 20 de julio de 2010.
Somos poco competitivos, es decir vendemos caro y claro, nos cuesta vender. Si vendemos caro es porque producimos caro o porque tenemos demasiados gastos generales. Ya hemos hablado en artículos anteriores de la falta de productividad: dedicamos demasiadas horas a producir, quizá por falta de planificación adecuada. Hoy hablaré de los gastos generales.
Por gastos generales entiendo todos aquellos que no son gastos directos de producción y ventas: viajes, comunicación, servicios profesionales externos, salarios por tareas administrativas o de la alta dirección, alquileres, luz, agua, etc. En teoría estos gastos son fijos, es decir si aumentan las ventas un 20%, los gastos generales no deberían aumentar un 20%, ya que no necesito un 20% más de contables, de directores generales, de servicios profesionales externos etc para vender un 20%. La realidad histórica muestra sin embargo que esto no es así. Los gastos generales acaban subiendo casi tanto como las ventas y a veces más. ¿Y por qué es esto? Pues porque cuando hay vacas gordas todo el mundo en la empresa lo nota y se acaba gastando mucho y se mira poco al euro gastado. Además en vacas gordas todo el mundo suele subir precios y todo nos sale más caro. El resultado final es que cuando llega la crisis, los gastos fijos son enormes y una pequeña bajada de ventas nos lleva a pérdidas. Es lo que se conoce como “estructura muy pesada y poco flexible”.
Mi impresión es que la mayoría de las empresas españolas han reducidos sus gastos generales muchísimo, desde el 2008 hasta hoy. La razón es clara, no hay dinero para pagar. También es cierto que con la crisis todos los proveedores de servicios profesionales venden más barato y por tanto tenemos un cierto ahorro de costes.
Pero siempre se puede afinar un poco más, sobre todo si no hay más remedio porque las ventas no se recuperan. Me comenta un amigo, buen empresario, cito casi textual “He repasado todos los contratos que tenemos firmados y que suponen pago, desde el agua, hasta el mantenimiento de ordenadores, alquileres, cámaras de seguridad, auditores, seguros… etc. No te lo creerás, pero tenemos más de 150 contratos, para una empresa que factura 20 millones de euros. Bastantes no son necesarios y otros se pueden rebajar”.
Pues me parece buen proceder. Quizá el ahorro no será muy grande, pero este proceder introducirá entre el personal de al empresa la mentalidad de ahorro y de mirar cada euro gastado. Además de que, como dice el refrán: “un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”.