Publicado en Expansión el 11 de enero de 2011.
Durante los tres primeros días de la semana pasada (lunes 10 a miércoles 12) hemos asistido a una verdadera avalancha de noticias negativas sobre Portugal y España. En estos días, Financial Times (FT) y Wall Street Journal (WSJ), periódicos líderes en información financiera internacional, dedican portada a difundir estos temores sobre Portugal (y en menor medida sobre España). Lo acompañan de amplia cobertura de artículos (de 3 a 5 artículos). El argumento, apoyado en muchas opiniones de analistas, es que si la deuda de Portugal supera el 7% de interés, el coste será prohibitivo, el país no podrá pedir prestado y tendrá que ser rescatado. Ambos diarios citan la subasta de bonos del miércoles día 12 de enero como día clave, para ver si Portugal consigue colocar su deuda.
El miércoles 12 y jueves 13 tienen lugar las subastas de deuda de Portugal y España. Ambos consiguen colocar sus bonos sin especiales dificultades, a tipos de interés altos, pero normal. En definitiva, un resultados muy positivo, a tenor de las perspectivas tan negativas que se había creado. Los días siguientes ninguna de estas noticias, que habían acaparado el interés, son merecedoras de portada. Son despachadas con un artículo de tercio de página en páginas interiores. Simplemente, el tema ya no es noticia.
Mi conclusión. Creo que los medios de comunicación dan mucho más énfasis a las noticias negativas que a las positivas. Lo negativo vende. Es más, lo que realmente vende no es la noticia de algo negativo que ha pasado, sino el pronosticar grandes desastres futuros y próximos. Cuanto más próximo y más grande es el desastre pronosticado, más audiencia captas… y más vendes, claro. Da la sensación que la prensa amarilla (o sus modos de hacer) influye en la prensa económico-financiera.
La prensa amarilla en el futbol te la puedes permitir, pues lo que dice la prensa apenas afecta al resultado del partido. Yo puedo decir barbaridades sobre Messi o Ronaldo, pero el resultado del partido será consecuencia de lo que hacen los jugadores en el campo y no de lo que yo diga. En economía no es así. Cada vez que un medio de comunicación difunde un rumor negativo, está influyendo la conducta de empresarios, consumidores e inversores y hace que pospongan o reconsideren sus decisiones de inversión o consumo, con lo que están agravando directamente la recuperación económica del país. Opinar en este caso no es gratis, o no lo es para el que sufre la opinión negativa. Convendría ejercer un poco de autocontrol y responsabilidad.