Publicado en Expansión el 19 de mayo de 2010.
Por fin el Gobierno acaba de anunciar medidas de recorte de gasto. Sean bienvenidas, pues el enfermo estaba (está) muy grave. Los signos de la enfermedad eran evidentes desde hace ya dos años, al principio leves y luego ya más acusados y más numerosos: reacción de los mercados de deuda, con castigo a la deuda pública española, bajada de la calificación crediticia de los bonos del Reino de España (por más que las agencias de rating estén en entredicho, es lo que rige en el mercado y hay que atenerse a ello); repetidas llamadas de atención por parte del Banco Central Europeo, del Banco de España y de la Unión Europea; comentarios en la prensa internacional. Por no citar las llamadas de atención dentro de nuestro país, provenientes del parlamento, organizaciones sociales y empresariales etc. Por último, el caso de Grecia que, sin ser España, es un aviso para nosotros, por aquello de que “cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar”. En definitiva un clamor, pidiendo al gobierno (al médico) que hiciera algo antes de que el paciente entrara en fase crítica.
Y sin embargo, se ha requerido la presión conjunta de la Unión Europea, China y Obama, para que el Presidente del Gobierno se percate de que el enfermo está muy grave y hay que llevarlo al quirófano ya. La pregunta es: ¿no hay nadie en el gobierno que sea capaz de convencer al médico de que el enfermo realmente está mal y va a peor? ¿No hay han nadie en el PSOE con influencia suficiente sobre el Presidente del Gobierno? Porque da la sensación de que lo que nos gobierna no es un partido o un equipo de gobierno, si no una persona, en régimen personalista, y todos los demás están a lo que dice el jefe y punto. Y cruza los dedos para que el jefe lo vea claro, porque si no, nadie dice nada que le lleve la contraria.
Entiendo que un político sea remiso a tomar medidas impopulares: restan votos; y si las medidas son muy impopulares, restan muchísimos votos. Y un político en primer lugar aspira a conseguir votos para mandar, de modo que tomando medidas drásticas se va al paro en directo.
No es lo mismo atajar un cáncer a las primeras de cambio que cuando lleva ya dos años extendiéndose. Cuanto más tiempo perdemos diciendo “no es para tanto, el enfermo se recuperará”, más grave se pone el enfermo y más costoso y peligroso va a ser el tratamiento. Ahora estamos en esta situación… que en parte se podría haber evitado.