Artículo publicado en Expansión el 20 de julio de 2011.
La semana pasada tuvimos un episodio más de ataques a la deuda pública de los países periféricos, esta vez con dos protagonistas potentes, Italia y España. El famoso “spread” o diferencial con el bono alemán se disparó y todas las alarmas en los mercados y en la prensa volvieron a saltar. Vuelve a alimentarse la preocupación del ciudadano y de las empresas. En fin, mal rollo.
Una aclaración importante. La prensa comenta con frecuencia acerca de la “quiebra de un país”. Sin ir más lejos, este sábado el País comentaba sobre la posible quiebra de ¡¡Estados Unidos!! En el peor de los casos no es quiebra sino suspensión de pagos. Y, más importante, no es el país el que suspende pagos, sino el gobierno. El gobierno español puede suspender pagos y renegociar la deuda (como hace cualquier empresa con problemas) y eso no quiere decir que todos los ciudadanos y las empresas del país suspendan pagos.
¿Qué pasó la semana pasada en Italia? Pues la verdad es que casi nada: disensiones en el gobierno italiano (as usual) y subida de 0,25% en los tipos de interés del Banco Central Europeo. Nada como para que, de repente, suenen todas las alarmas.
Se comenta que Italia tiene mucha deuda pública. Cierto, un 120% del PIB (en España, un 65% más o menos). Pero esto ha sido así desde toda la vida… y no ha pasado nada. Además el déficit público italiano no es demasiado grande (en torno al 4% y bajando vs el 9% en España). Su gasto público no ha crecido desmesuradamente como en España. Se comenta que Italia tiene pobres perspectivas de crecimiento, cierto (cierto o no, porque sobre perspectivas ya estamos cansados de oír a los analistas, expertos y organismos internacionales). La realidad es que en la última década, Italia ha crecido un 0,5% anual, nada, y aún así ha podido pagar su deuda sin problemas. La situación de Italia no es óptima, pero lleva así muchos años, no es cosa de la semana pasada.
Creo que es prudente escuchar a los mercados. Pero cuidado con seguirles a pies juntillas y hacerles de altavoz. Las noticias negativas generan desconfianza y esta hace retraerse a los inversores, prestamistas y consumidores, con lo que la economía se debilita aún más todavía.
No soy muy partidario de las teorías conspirativas. Pero en este caso me gustaría saber quién está vendiendo deuda pública y quién está comprando CDS (seguros de impago de deuda pública). Me temo (no lo puedo demostrar con datos) que algunos se están forrando expandiendo el rumor de que ahora dos grandes (España e Italia) se van a hundir.