Miedo a la inflación: esclavos de teorías económicas viejas

Artículo publicado en el El Periódico el 3 de abril de 2013.

Durante la Gran Depresión de los años 30 se aplicó la teoría económica en vigor, surgida muchos años antes y que no dio respuesta a la crisis, y más bien la agravó. Pero de lo aprendido (en propia carne) en esa crisis surgió otra nueva teoría económica, la de Keynes y el lado de la demanda. En resumen, viene a decir que si la economía se estanca hay que aumentar la demanda, por la vía de un mayor gasto e inversión públicos. Grandes inversiones públicas y privadas, con el consiguiente aumento del consumo produjeron un gran crecimiento económico desde el 45 al 73.

Estudié Económicas en los 70 y todos los libros hablaban de Keynes y en general de la economía de la demanda. Era la teoría oficial y la política económica que se aplicaba era esa, surgida… ¡40 años antes! Pero mientras estudiaba, el gran problema de la economía mundial era la inflación, que apareció con la crisis del petróleo en los años 73 y 79. Se produjo una espiral inflacionista que acabó en paro y recesión (estanflación). Era la crisis más potente desde los años 30. Los gobiernos aplicaban la teoría económica “comúnmente aceptada”, la de Keynes, surgida 40 años antes y los efectos eran desastrosos. Nada de lo que yo estudiaba servía para entender el problema de la inflación y menos para solucionarlo. Los efectos de la inflación fueron muy traumáticos, pues pararon un periodo casi ininterrumpido de crecimiento que había durado desde 1945 a 1973.

Surgió entonces la teoría monetarista de Friedman, que dice (generalizando mucho) que la inflación se produce cuando hay exceso de oferta de dinero y de manera continuada. La teoría monetarista pasó a ser la teoría económica prevaleciente y todos los libros y los políticos la aceptaron.

Han pasado otros cuarenta años desde la crisis del petróleo de los 70. Estamos en la peor depresión económica desde los años 30, pero seguimos obsesionados con la inflación y esclavos de la teoría monetarista, de una teoría económica que fue buena en su momento, hace 40 años, pero que ahora no lo es. Creo que somos demasiado dependientes o esclavos de la teoría económica. O mejor dicho, de algunos axiomas mal entendidos y peor asimilados que las diversas teorías económicas han producido para explicar problemas… de hace 40 años.

Siempre miramos a la teoría económica buscando respuestas, en lugar de mirar al comportamiento concreto de las personas que conforman la economía (consumidores, empresas, gobiernos). No nos damos cuenta de que lo que la teoría económica hace es estudiar un problema a posteriori y ver qué ha pasado y cómo se podría haber solucionado. Deberíamos ser conscientes de que las circunstancias cambian y los problemas también y que por tanto no se pueden aplicar recetas del pasado a problemas nuevos y más si las recetas son de hace 40 años. Mirar más la realidad, y lo que les ocurre a las personas, y no basarse ciegamente en teorías económicas… antiguas.

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9 thoughts on “Miedo a la inflación: esclavos de teorías económicas viejas

  1. Yo no soy economista pero siempre explico un ejemplo que entiendo que sirve para resumir la teoría económica.

    Sea una pequeña aldea, hace muchos años, donde conviven varios paisanos que se complementan realizando diversas tareas económicas.
    Todos tienen que comer y hay varios agricultores y ganaderos que se encargan de producir el alimento.
    Para producir más, los herreros y demás artesanos crean útiles para la labranza. Hay obreros, sastres y demás gremios que se encargan de cubrir las necesidades de la comunidad. Incluso el señor feudal paga un pequeño ejército para proteger la comunidad de posibles invasiones, eso si, con los impuestos que recauda del resto de contribuyentes.
    De vez en cuando aparece un comerciante que trae productos de otros lugares y que vende para con una parte de los beneficios comprar otros productos en la comunidad que vender en su lugar de origen.
    Se trata de una sociedad próspera donde todo el mundo crea algún tipo de bien o proporciona algún servicio.
    De repente un día se instala un señor que compra un buen porcentaje de la producción de trigo para volver a venderla cargando el correspondiente impuesto revolucionario.
    Como el negocio le da resultado, no tardan en imitarlo y pronto aparecen nuevos especuladores.
    La producción sigue siendo la misma pero el enrequecimiento de estos señores se traduce en un pequeño empobrecimiento general, ya que los precios de los productos han subido. Esto hace que algunos gremios se planteen subir sus precios. Además llegan varios años malos por la sequía y las producciones agrícolas y ganaderas se resienten…

    ¿Como salimos de una espiral que nos lleva irremediablemente al fracaso colectivo?

    Tenemos que volver a crear riqueza. El reparto de la misma es lo que debe preocupar al señor feudal, garantizando unos mínimos a sus ciudadanos, pero debe facilitar a los artesanos y demás gremios su labor. No tiene sentido subir impuestos en estos momentos y en todo caso tendrá que penalizar a los especuladores, pero por encima de todo debe incentivar a los creadores de riqueza. Esa es la única forma. Si el herrero desarrolla un nuevo útil que mejora la eficiencia del agricultor, ya se encargará él de vendérselo al primer agricultor y no tardarán en hacerle llegar más pedidos, pero hay que dejar trabajar a ese herrero, a los sastres, etc. La riqueza empezará a fluir nuevamente sin que nadie tenga que hacer nada. Es algo natural. Lo que hay que hacer es impedir cualquier acción que perjudique la generación de riqueza…

    ¡Un saludo!

  2. Como siempre, es un placer leer los artículos y análisis del profesor Martínez Abascal.

    Pero en este caso creo no estar del todo de acuerdo con sus conclusiones, que entiendo que son pedir más acción al BCE en política monetaria. No creo que la solución a estar endeudados hasta las cejas sea aumentar la deuda, pedir más dinero. Me parece más coherente reducir el déficit todo lo posible, con la dificultad que ello conlleva en plena recesión, ya que todo lo que te prestan hay que devolverlo con intereses y esto lastra mucho la economía a medio/largo plazo. Y no hablo de inflación, que con una caída semejante de la demanda agregada no creo que supusiera un problema. Todos sabemos que no habría que tocar pilares básicos del Estado de Bienestar como educación, sanidad, etc, si desmanteláramos el chiringuito político, autonómico y de subvenciones a discrección que tenemos en España. La trama es quién se atreve a poner el cascabel al gato.

    En cualquier caso, enhorabuena por el blog. Es excelente.

    Saludos.

  3. Eduardo como decía Don José Ortega y Gasset: » Yo soy yo y mi circunstancia». Dicho esto, queda claro que tempus fugit, y el pasar del tiempo crea nuevos chorizos y nuevos sinvergüenzas, por lo cual la solución a las fechorías de estos individuos no puede ser aplicada por teorías de antaño.

  4. El economista olvidado y nunca tenido en cuenta es Lugwig Von Misses.
    Quizás si lo hubieran tenido em cuenta los políticos ahora de estaríamos dónde estamos.

  5. Completamente de acuerdo.

    La pregunta es: ¿por qué se siguen los dogmas de los supuestos «gurús»?
    O pensamos en que hay «teorías de la conspiración» (algunos se vuelvan extraordinariamente ricos) o simplemente somos estúpidos.

    Si nos paramos a pensar quiénes son los «líderes del mundo actual» también encontraremos explicaciones.

    Gracias Eduardo, sencillo y brillante como siempre.

  6. Decía Albert Einstein «Locura es pretender obtener resultados diferentes haciendo lo mismo de siempre».
    Si el entorno es diferente, habría que hacer cosas difentes, tal como dices.
    Y, si eso se sabe, ¿por qué no se actúa de forma diferente? ¿Acaso los gobernantes no saben esto? ¿O no saben como resolverlo?
    La cuestión sería ¿y qué podemos hacer los ciudadanos para contribuir a una solución? ¿O estamos en manos de los gobernantes y, por tanto, debemos esperar a que se les ocurra algo diferente?

  7. Totalmente de acuerdo.
    En una clase del IESE un profesor dijo algo que se me quedó grabado: «Los economistas son expertos en prever el pasado». Es lógico, prever el futuro no está al alcance de nadie y menos si se trata de anticipar las decisiones individuales de los millones de personas que componen un mercado.
    Además de esclavos de teorías económicas creo que en general también somos esclavos de las ideologías, que suelen a su vez estar ligadas con teorías económicas.
    Siempre tengo la sensación, especialmente en España, que demasiada gente acepta como válidas todas las tesis de su «ideología de cabecera», sin pararse por un minuto a pensar si esas tesis son válidas para un contexto o situación concreta. Por poner un ejemplo concreto, las personas que se asocian con idelogías de izquierda suelen estar convencidos de que los servicios deben ser públicos, los de derechas suelen tender a pensar que deben ser privados. Pero no suele ser fruto de un análisis riguroso y objetivo sino que su respuesta suele ser «es que soy de izquierdas» (o derechas).

    1. Tienes razón Javier. Vivimos en un país en el que, como decía Machado, de diez cabezas nueve embisten y una piensa. Es muy fácil que otros piensen por uno mismo y que la ideología de cada cual sea una especie de contrato de adhesión a lo que otros han pensado.

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