Salía hace unos días en el diario “Ara”, en plenas vacaciones estivales, un interesante artículo sobre investigación de Ramon Trullàs, profesor de investigación en neurobiología a quien no tengo el gusto de conocer, pero con el que coincido en mucho de lo que dice. Cuenta la conversación con un colega alemán en la que este último le hacía una serie de preguntas sobre la investigación en Cataluña. Las preguntas, muy adecuadas, tenían que ver con el entorno de investigación, la remuneración, la infraestructura y el aprovechamiento de las personas con capacidad del propio país.
Estoy totalmente de acuerdo en que tenemos graves carencias en todos estos terrenos, y pienso que, ya que como país nos gastamos el dinero en futbolistas y que parece que en general lo hacemos bastante bien, quizás nos conviene un símil futbolístico. Me atrevo a decir que, en muchas especialidades, lo que ahora estamos haciendo en política científica es como si, teniendo sólo unas instalaciones de tipo mini-estadio, el Barça se dedicara a fichar Chygrynskies y Hlebs a precio de oro en lugar de tener unas buenas instalaciones y jugar, como ha hecho a menudo en los años pasados, con 8 jugadores de la Masía y dos o tres extranjeros de altos vuelos. No le funcionaría, ¿verdad? Pues con la ciencia, en la biología y muchas otras especialidades, entre las que está la dirección de empresas, tampoco.
El entorno (y no sólo el presupuesto) es particularmente importante. Si el entorno es uno en el que la investigación seria (de pensar, y no la mecánica de correr regresiones) preocupa a todo el mundo y se valora, saldrá más investigación y de más calidad que si no. Valorar significa no tanto en remuneración (que también, obviamente) sino en que la institución está genuinamente interesada en que se progrese en problemas reales e intenta orientar hacia cuestiones interesantes a sus investigadores. Y debe haber un ambiente «ganador», el convencimiento de que, haciendo cosas difíciles, podemos salir adelante; y que, haciendo cosas mediocres, no iremos a ninguna parte. Si el Barça no saliera convencido de ganar, sería más probable que perdiera el partido. Si el Barça sólo estuviera preocupado por el marcador y no por el juego, ganaría menos partidos. El marcador es la consecuencia del buen juego, y de aquel espíritu que tiene origen en Johann Cruyff de «disfrutar» ante todo, y no la causa de ninguna de estas dos cosas. Hay que valorar ante todo el buen juego, el trabajo en equipo, las ganas de colaborar. Cuando se tiene un jugador cuyo objetivo obsesivo es ganar el balón de oro, no se gana la liga. Y no quiero señalar…
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Interesante artículo. Gracias por estos aportes.
Valuable content.